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Viajó por el mundo engañando a Aerolíneas Argentinas y no pagó un sólo pasaje

Compró 30 pasajes con tarjetas de créditos de otras personas. Era tan buen pasajero que lo nombraron socio platino. Reconoció su responsabilidad pero pidió que no le quiten los puntos. Va ir a juicio oral.

Martín Alejandro Fumarola viajó a Córdoba, Bahía Blanca, Salta, Brasil e Italia sin pagar un peso. Incluso, en la aerolínea lo habían nombrado socio platino por la regularidad de sus viajes. El acusado hacía la compra los fines de semana y por la noche, a pocas horas de tomar el vuelo, que solía ser el primero del día. En esos días y horarios no hay personas para controlar el sistema, que es automático y emite la reserva cotejando los datos de la tarjeta de crédito. Para cuando el personal llegaba y podía advertir la estafa, Fumarola ya había llegado a destino.

La primera vez que burló el sistema fue el 24 de octubre de 2008. Ese año compró siete pasajes; en 2009, dos; en 2010, siete; en 2011, seis; y en 2012, ocho. En rigor, solo tomó 24 vuelos porque los restantes no se concretaron.

Cuál era su estrategia

Con el objetivo de no ser descubierto, Fumarola apelaba a distintas tarjetas de crédito, correos electrónicos y números de teléfono en cada compra. El único dato verdadero era siempre su nombre y su DNI. Esta estrategia dificultaba la tarea de Aerolíneas de unir cabos hasta dar con él.

Además, para achicar los riesgos, el hombre solo compraba un tramo del vuelo y en caso de vuelos internacionales –donde la obligación es adquirir el pasaje de ida y vuelta– utilizaba nada más que el primer ticket, según explicó el periodista de Infobae Martín Angulo. Así, en caso de ser descubierto no quedaba expuesto al presentarse a tomar el vuelo de regreso el dueño de la tarjeta desconocía la compra tempranamente.

Tampoco compraba los pasajes personalmente o por teléfono porque así se hubiese asociado su nombre a los viajes que nunca se pagaron.

Cómo lo descubrieron

Según declaró una empleada de Aerolíneas en la causa, el hallazgo se dio por las operaciones a repetición que hicieron su nombre familiar y que llegaron a vincularlo con las compras desconocidas.

Cuando se enteró de la denuncia en su contra, Fumarola se presentó en la empresa. Reconoció la deuda y prometió pagarla a cambio que no le quiten los puntos que había obtenido en los viajes, que lo saquen de la lista negra y que retiren la acusación en su contra.

El juez federal Daniel Rafecas lo procesó en febrero pasado por el delito de defraudación en perjuicio de la administración pública que tiene una pena de dos a seis años de prisión y le dictó un embargo de 50 mil pesos. El fallo fue confirmado la semana pasada por la Sala I de la Cámara Federal. Así, quedó en instancias de ir a juicio oral.