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Trump impuso aranceles al acero, desata una guerra comercial con China y golpea más las exportaciones argentinas

La Proclamación que firmó establece tasas de 25% a las importaciones de esa materia prima y de 10% a las de aluminio. El tema estuvo presente en un encuentro que esta tarde tuvo Marcos Peña con representantes de Techint.

“Vamos a construir nuestros barcos, aviones, etcétera, con aluminio de nuestro país”, dijo hoy Donald Trump, al anunciar la imposición de aranceles al acero y aluminio de los países que le venden esos insumos claves para la industria a Estados Unidos, entre los que se cuenta la Argentina y en lo que significa un duro golpe a las exportaciones del país, que se suma a las trabas al biodiesel.

La decisión del líder norteamericano estuvo presente, horas antes, en las conversaciones que se dieron en el marco de la visita que Marcos Peña realizó a Paolo Rocca, CEO de Techint, a la planta que la firma tiene en Campana. Techint es, naturalmente dentro del sector privado, el principal afectado por la decisión norteamericana, ya que exporta 200 mil toneladas anuales de acero a ese país, por 300 millones de dólares.

Sin embargo, el efecto puede ser morigerado para la empresa tras la inauguración, en diciembre pasado, de una planta en Texas. Algo así como una decisión que, en forma anticipada, atendió el provocador consejo de Trump en la conferencia de hoy: ““Vengan a producir a EE.UU. y no tendrán impuestos”.

De todas maneras, la Cámara Argentina del Acero se mostró preocupada por la posibilidad de esta decisión ni bien se insinuó que podrá producirse. En un comunicado recordaron que “en el 2017 se despacharon a dicho mercado más de 200.000 toneladas de tubos de acero sin costura, producto de alto valor agregado para la industria del petróleo, los cuales podrían verse fuertemente afectados por la medida anunciada”. Y agregaron que “la decisión de la Administración Trump podría generar un desvío de comercio hacia Latinoamérica -y Argentina en particular- de productos de acero, que muchas veces ingresan en condiciones de comercio desleal provenientes desde países como China, Corea del Sur, Vietnam, Rusia, y Ucrania”.

La Proclamación que firmó hoy Trump impone aranceles de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio. Aunque en declaraciones previas el presidente norteamericano había insinuado que México y Canadá quedarían exentos “por ahora” de esa tasa, en la conferencia donde se oficializó la decisión no hubo menciones a ninguna excepción. Se presume, igualmente, que el presidente de Estados Unidos se dirigirá en esa dirección, aunque las conversaciones correrán por vía bilateral, como parte de negociaciones con esos países para que sean reformulados los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Las “flexibilidades” de Trump con otros países, abiertas también para negociar otras cuestiones desde una posición de fuerza, operan en un contexto donde el principal destino de la decisión de Trump es China. Aunque las importaciones norteamericanas de acero desde el gigante asiático representan sólo el 2% de lo que por ese insumo ingresa en Estados Unidos, la afectación para la administración Trump es indirecta pero significativa. Analistas observan que el problema con ese país es que envía su gran excedente de acero a otras naciones, con lo que fuerza a una baja de precios que provoca que esos países procesen el acero para hacer productos de alto valor que exportan a Estados Unidos.

China no admite que su exceso de acero vaya a otros mercados por debajo del costo de producirlo, lo que se llama dumping . Pero reconoce que tiene demasiadas plantas siderúrgicas produciendo muchísimo acero.

Precisamente hoy, bajo la presidencia argentina del G20, se realizó en Paris “el Foro Global sobre Exceso de Capacidad en Acero”, que concluyó su primera reunión del año. Según informó el Gobierno, el tema del dumping estuvo presente en los debates: “Durante la reunión, los miembros lograron avances en el intercambio y la revisión de información, con miras a desarrollar un consenso sobre el proceso y el calendario para la remoción de subsidios y otras medidas de apoyo por parte de los gobiernos o entidades relacionadas con el gobierno que distorsionen el mercado y contribuyan al acceso de capacidad”, dijo un comunicado oficial.

El Presidente del Foro Global es un argentino, más precisamente Shunko Rojas, subsecretario de Comercio Internacional: “Nuestros líderes han delineado un mandato muy claro para el Foro Global sobre el exceso de capacidad de acero. El foro presenta una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con las soluciones colectivas ante este tema”, sostuvo, y añadió: “Es hora de la transparencia y, sobre todo, de la acción. Sólo la implementación plena y pronta de nuestros compromisos será aceptable”.

Los aranceles entrarán formalmente en vigor en un plazo de 15 días, recordaron fuentes citadas por la agencia NA, que puntualizaron que el gobierno estadounidense está abierto a conversar “país por país” para negociar eventuales exenciones. Trump había prometido, además, que los aranceles serían “muy justos”, y que el plan prevé “flexibilidad” con aquellos países que hayan mostrado ser “verdaderos amigos” de Washington.

Trump dijo que “necesitamos proteger nuestras industrias, y al mismo tiempo mostrar flexibilidad y cooperación”. Agregó que las “industrias del acero y el aluminio son fundamentales para nuestro objetivo de seguridad nacional. Si no tienen acero, no tienes país”.

“Esto se trata de parar un desastre en seguridad”, dijo y agregó: “Vamos a construir nuestros barcos, aviones, etcétera, con aluminio de nuestro país”.

“Hoy estoy defendiendo la seguridad nacional, poniendo impuestos”, expresó el presidente norteamericano, quien en la conferencia de la Casa Blanca se hizo acompañar por trabajadores de la industria del acero y empresarios, que daban su testimonio acerca de cómo sus ingresos y negocios se veían afectados por las importaciones. Luego del testimonio de un obrero de una acerera que “trabaja al 40% de su capacidad”, Trump dijo que “ustedes van a hacer muy felices, porque las cosas van a cambiar muy rápido”.

“La calidad de nuestro acero es mucho mejor”, remató Trump y aclaró: “Queremos ser justos y que nuestros trabajadores estén protegidos”.

“Vengan a producir a EE.UU. y no tendrán impuestos”, fue otras de las frases de Trump, en su estilo provocador.

Por Leonardo Villafañe – Cronista Comercial