Chubut Para Todos

Todos contra todos: las internas que agitan el gabinete económico

Si bien el conflicto más notorio es entre Sturzenegger y Prat Gay por las tasas de interés, no es el único. En el BCRA también le cuestionan a Hacienda haber encarado un ajuste fiscal limitado. Y Frigerio hizo enojar al ministro cuando habló de la inflación. Aranguren no tiene defensores en el Gabinete. Peña escucha a Lopetegui y a Quintana para mediar.

Muchos caciques y pocos indios. El dicho popular describe perfectamente el conflicto entre el gran número de economistas que forman parte del Gobierno y que tienen internas más o menos visibles, pero que compiten por anotarse los éxitos de la gestión y por responsabilizar a sus compañeros de equipo de los males que aún no encuentran una solución clara en la gestión.

Los ex CEOs de LAN y Farmacity, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, respectivamente, son cuestionados por los “errores” de cálculo en la gestión. Un sector del Gobierno responsabiliza al titular del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, por la demora en la reactivación de la economía por las altas tasas de interés que fija a través de las Lebacs. Otros creen que Alfonso Prat Gay erró al hacer un ajuste gradual y la consecuencia es una mayor inflación. El jefe del área de Producción, Francisco Pancho Cabrera es señalado por demorar medidas que contengan a las Pymes. Y todos critican a Juan José Aranguren, el titular de Energía, por la política de suba de los combustibles.

El conflicto más visible es entre Sturzenegger y Prat Gay, por el nivel de las tasas de interés.Para el primero, son una herramienta clave para controlar la inflación que, aunque da señales de desaceleración, todavía no son muestras contundentes. El segundo, cuestionó en una entrevista televisiva el nivel de tasas de interés que rige en el sistema financiero y algunos dicen que llevó su malestar hasta el propio presidente Mauricio Macri.

En el Central consideran que el ajuste fiscal que encaró Prat Gay es muy limitado y eso obliga a la entidad monetaria a hacer un enorme esfuerzo para absorber los pesos sobrantes de la economía y evitar que recarguen la ya caliente inflación.

Aunque cuida las formas, Sturzenegger manifestó ante algunos economistas que invitó a almorzar a la sede de la entidad monetaria que “desde el otro lado de la plaza de Mayo no me quieren ayudar” a buscar herramientas alternativas para reducir la cantidad de Lebacs que tiene que emitir semanalmente el BCRA para mantener la montaña de pesos que circulan en la economía argentina a raya.

Quienes lo escucharon interpretaron que el jefe de la entidad monetaria estaría más cómodo si Hacienda colaborara con la quita de pesos de circulación. Sin embargo, cada semana cuando llega el representante del Palacio de Hacienda, Vladimir Werning, a la reunión de directorio de Reconquista al 200, muestra que la prioridad de la agenda de Prat Gay es asegurarse que se transferirán los $ 160.000 millones que aportará el Central al Tesoro. Más emisión.

Es la tensión normal entre dos funcionarios que tienen objetivos diferentes. Federico quiere que haya menos pesos para que baje la inflación y Alfonso necesita que haya más para que empiece la reactivación“, dice un funcionario del Central para bajarle el tono al cruce entre ambos.

Sturzenegger no es el único que critica a Prat Gay. Algunos de los que intercambiaron charlas en los pasillos de la reunión en Córdoba del IAEF con el presidente del Banco Nación, Carlos Melconian, lo escucharon criticar la demora en la baja del déficit. Melconian se inscribe entre los economistas “halcones” que integran el equipo de Gobierno. Uno de los miembros de ese grupo que tiene su sede de operaciones en el Congreso, explica que “estamos pagando el costo de hacer el ajuste gradual y anunciar todos los meses una mala noticia, y eso no terminará este año porque el que viene habrá otro ajuste de tarifas como el de este año porque las tarifas siguen atrasadas“. Prat Gay encabezaría el grupo de las “palomas”, más conciliadores, más gradualistas. Pero también en cada grupo hay internas.

La interna de la interna

Rogelio Frigerio, el ministro del Interior y otro “gradualista”, está preocupado por el impacto de las altas tasas de interés en la economía real. Escucha las quejas de los gobernadores todas las semanas. “A la oficina de Frigerio llegan gobernadores a pedir plata y terminan quejándose por el freno en la actividad y la falta de medidas para las economías regionales”, cuenta una fuente que forma parte de esa cartera.
Frigerio enojó a Prat Gay cuando admitió que la pauta de inflación del 25% debería ser revisada por incumplible para este año. Ni Sturzenegger se animó a tanto y dijo -a sabiendas de que es imposible- que hará todo lo posible por cumplir con la pauta de 25% de inflación este año.

Sin embargo, el conflicto que todos esperaban entre Frigerio y Prat Gay por las transferencias de fondos a las provincias no se ha dado. “No se pagan con la celeridad que querríamos, pero los fondos se van destrabando”, dice la fuente de Interior.

“La tensión que hay es propia de los intereses o las prioridades que tiene cada ministro. Frigerio busca aceitar la relación con los gobernadores y reactivar todo lo que de su área dependa y que tenga que ver con la obra pública, mientras que Prat Gay está preocupado por poner en caja las cuentas en función del programa que anunció”, agrega.

Todos tienen buenos modales, cuidan las formas y tienen diálogo directo con el presidente Macri. El jefe del Estado los escucha a todos, pero no media. Quien es el encargado de inclinar la balanza cuando hay diferencias es el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Cuando surgen posiciones encontradas en las reuniones del gabinete económico, el jefe de los ministros le cede la palabra al dúo de CEOS, como los llaman a Lopetegui y Quintana. De la mirada de ellos surge qué se debe hacer y también cómo se debe comunicar.

Francisco Cabrera es cuestionado por las segundas líneas del Palacio de Hacienda. Señalan con el dedo el montaje de áreas que resultan espejo de las que ya existían en la estructura que conduce Prat Gay y con resultados que todavía no se han visto. Desde Interior consideran que el titular de Producción tardó en reaccionar a las demandas de las pymes y dejó crecer el malestar en un sector que representa el 70% de la generación de empleo y que es clave para contener el humor social en el interior del país.

Reprimenda

Ese reclamo contra Cabrera de sus colegas del Gabinete tuvo consecuencias. La semana pasada, el propio Mario Quintana le pidió celeridad en la resolución de temas a las pequeñas y medianas empresas. Con menos estrés que sus colegas del Gabinete -quizá por la confianza personal que sabe que tiene de Macri- Cabrera tuvo que poner esta semana las barbas en remojo después del reto del ex Pegasus.

En el edificio de Yrigoyen 262, se reunió con Prat Gay y con el titular de la AFIP, Alberto Abad, para definir una serie de medidas ejecutivas que anunciará la semana próxima Macri para favorecer a las Pymes: aplicarán algunas ventajas fiscales, darán crédito subsidiado y simplificarán algunos procesos burocráticos que terminan transformándose en costos improductivos para las pequeñas empresas.

Todos contra uno

Aunque la dinámica del Gabinete ha tomado un poco la forma de todos contra todos, hay un ministro del grupo que sólo cosecha cuestionamientos del resto y no tiene defensores: es el titular de Energía, Juan José Aranguren.

Contradijo a Prat Gay que dijo que en abril se terminaban los aumentos y anunció subas en mayo de 10% de los combustibles. Cabrera y su secretario de Industria, Martín Echegoyen, le reclaman una solución para el tarifazo energético que sufrieron las pymes y no encuentran una respuesta. Frigerio recibe la misma demanda a través de los gobernadores. El santafesino Miguel Lifschitz es el que lo puso más en claro. Pero Aranguren no cede y, para colmo de males, no le hace caso a Marcos Peña con la estrategia comunicacional.
“En una economía real las industrias electrointensivas están subsidiadas y los consumidores, no”, dice Cabrera.

Busca rebajar las tarifas para sectores productivos que con un mercado interno en baja y otro externo que no tracciona, quedan fuera de juego si tienen que enfrentar un aumento de las facturas de luz de más del 400 por ciento. Nada conmueve a Aranguren por ahora y Cabrera acumula los reclamos de los industriales que hacen fila para pedirle asistencia en sus oficinas.

“Es la persona que menos entiende de política en el mundo entero”, despotricó un funcionario contra Aranguren. La suba de las naftas un 1 de mayo fueron una mala noticia y calentaron el humor social. El ministro de Energía al comunicarlo a los medios tuvo la triste idea de advertir que podría haber otro ajuste en el año. ¿Eso significa que el final de los aumentos aún no ha llegado? Es un problema para un equipo que anuncia que en el segundo semestre la inflación bajará drásticamente. Julio está a la vuelta de la esquina.
“¿Dónde está el Gobierno de los CEOs?”, se le escucha decir con sorna a un economista que no forma parte del Gabinete, pero que tiene diálogo fluído con Macri.

Los conflictos y las tensiones afloran y pueden atribuirse a las diferencias de visión o de personalidad. Lo único cierto es que las peleas y el pase de facturas salen a la luz en un contexto económico que no repunta, donde la lluvia de dólares no aparece, la inflación no encuentra un techo y la cuenta que empiezan a sacar todos en privado es cuánto puede llegar a caer la economía en el 2016. Aunque escondan el número bajo siete llaves, ya hay quienes recorren habitualmente los pasillos de la Casa Rosada que estima que el retroceso puede ser de 2 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) este año.

El problema es a quién se le echará la culpa.

Por Cecilia Boufflet – Cronista Comercial