Chubut Para Todos

Tevez cada vez tiene menos crédito en Boca

Carlos no tuvo un buen partido más allá de que le hayan hecho el penal del 1-0. Despilfarró una chance clarísima y fue quien perdió la pelota en las dos situaciones de mayor peligro de gol. Zárate lo reemplazó a los 14′ del ST.

Antes de que Silvio Trucco diera la orden para el inicio del encuentro de Boca ante Godoy Cruz apareció la primera sorpresa. O, quizás, no. Porque ni siquiera del lado de la barra brava, como sucedió en los meses anteriores, se impulsó ese grito que solía ser de guerra: “Que de la mano, de Carlos Tevez, todos la vuelta vamos a dar”. Al menos esta tarde en la Ribera, ese cántico no se desprendió de ninguna de las miles de gargantas. Sin embargo, la sorpresa se hizo más grande aún cuando luego todo el estadio ovacionó a un solo jugador: Darío Benedetto . En el anuncio del equipo, para Tevez solo fueron aplausos.

El arranque no fue el mejor para él. Lejos de las jugadas, inconexo e impreciso. Sin embargo, se repuso rápido. Porque a los 12 minutos se metió en el área desde la derecha y el defensor Facundo Cobos le cometió un infantil penal: el N°10 puso el cuerpo delante del lateral izquierdo, que lo braceó repetidamente y se lo llevó por delante, enganchándole la pierna. Así y todo, Tevez no pidió ejecutarlo y respetó al encargado: Benedetto tomó la pelota y le pegó fuerte al palo derecho de Roberto Ramírez para el delirio de los hinchas.

Fue el primero en ir a abrazarlo. Así como también aplaudió a Junior Alonso luego de que el paraguayo lo comprometiera sobre la franja izquierda con un pase: la gente ya empezaba con los murmullos por el nivel de Carlitos. No obstante, pese a esa presión, él se mantuvo en la línea del compañerismo.

A los fanáticos le gustan esas actitudes. Pero quiere algo más: si el nivel no lo puede levantar, entonces quiere ver su actitud, su sacrificio, su esfuerzo. Así se lo dejaron en claro en una acción de ese estilo. Tevez, en posición de ataque, fue a presionar en la salida y molestó, pero no logró arrebatar la posesión. Insistió unos segundos después y, al menos, la despejó hacia el lateral. En ese momento, las tribunas explotaron con aplausos y con el típico grito que demuestra el conformismo con la acción.

Los plateistas se levantaron de sus asientos y varios de ellos hicieron el gesto, también clásico, de que la garra no se negocia en Boca. Y eso habla mucho de lo que hoy es Tevez para la gente del xeneize: no le tienen fe en la elaboración del juego del equipo de Alfaro por sus condiciones físicas y futbolísticas, además de que consideran que debe ser suplente.

El propio Tevez lo expuso después. Si bien había generado el penal, en los minutos posteriores del primer tiempo desperdició un gran contragolpe a partir de una pésima definición, en la que perdió el equilibrio. Y, más tarde, perdió una pelota en la mitad de la cancha que derivó en un ataque con espacios a favor de Godoy Cruz que terminó siendo peligroso: Diego Sosa remató al travesaño y la pelota, en el pique, no ingresó por poco en forma de igualdad en el resultado.

En el complemento esos errores de Tevez no se modificaron. Cuando iban 11 minutos, perdió otra pelota en la salida de su equipo y todo terminó en un contraataque que Alejandro Mazza, el asistente N°2, cortó por un supuesto offside. Igual, Esteban Andrada estuvo ahí para contener la embestida. La cuestión fue la reacción de la gente: murmullos, reproches y manos a la cabeza, no pudiendo creer cómo Tevez había puesto en peligro la ventaja.

Gustavo Alfaro, inteligente y rápido, entendió que la tarde de Carlitos ya se había terminado con esa jugada. Entonces, decidió reemplazarlo por Mauro Zárate. Y ahí se produjo otro momento imposible de dejar pasar. Porque la gente aplaudió muy fuerte la salida de Tevez, entre el reconocimiento al jugador y la tranquilidad de su salida del campo de juego. Y estalló de alegría con el ingreso del ex Vélez.

Para su desgracia, Zárate sigue dando muestras de que quiere ser titular. Y, cada vez, expone más a Tevez. Si bien no pudo aportar demasiado en el ataque, debido a que el equipo se fue desdibujando con el correr de los minutos, él se las rebuscó para marcar presencia: en el tercer minuto de descuento, convirtió un golazo de tiro libre.

El hincha ya no solo no exige su titularidad. Ahora ni siquiera lo ovaciona. Alfaro tiene en bandeja la posibilidad de que Tevez pase rápido de “abanderado” a prescindible. Y, más allá de quedar preso de sus palabras, no será culpa: el futbolista, que en unos días cumplirá 35 años, está haciendo mucho mérito para que eso termine sucediendo más temprano que tarde.