Chubut Para Todos

Supersecretaria

Equilibrista entre Kulfas y el kirchnerismo, Paula Español busca acuerdos con empresarios pero no logra frenar la inflación. Anticipó los controles a la carne y gana poder.

“Si seguimos viendo este tipo de comportamientos especulativos, no nos va a temblar el pulso a la hora de cerrar las exportaciones de carnes”. Las declaraciones del viernes 9 de abril de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, no tardaron en replicarse en los chats de empresarios agropecuarios. En los diarios del fin de semana volvieron las anécdotas y los datos sobre los controles de Guillermo Moreno. La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, bajó el tono de la advertencia el lunes siguiente, pero a los pocos días el Gobierno aplicó nuevos requisitos para los envíos de carne al exterior. Mientras tanto, Español convocaba a presidentes y ceos de las principales cadenas alimenticias y supermercados para reforzar la preocupación oficial por la escalada de los precios.

La figura de la secretaria de Comercio Interior gana protagonismo. Algunos la describen como una ministra sin cartera. Otros la comparan con el supersecretario que ocupó su despacho entre octubre de 2006 y diciembre de 2013. Ninguna de las dos figuras le sienta bien a Español, ni por estilo ni por protagonismo, pero dan cuenta del peso que gana la funcionaria en las conversaciones calientes del país de la inflación crónica. Su presencia permanente contrasta, por ejemplo, con la actividad del secretario de Política Económica Fernando Morra, que en enero de este año asumió como virtual viceministro de Economía de Martín Guzmán caracterizado como un “especialista en inflación” y que desde entonces convive en silencio con índices del 4% mensual.

Los empresarios que tratan con Español semanalmente coinciden en que la secretaria levantó su perfil, pero mantiene un estilo desde comienzos de la gestión. “No cambió mucho desde el primer día. Siempre fue firme, de carácter fuerte pero educada”, describió uno de ellos. “La comparan con Moreno y se enoja con razón, porque nada que ver, aunque es tan firme que habitualmente choca”, agregó.

Secretaria de Comercio Exterior durante la gestión de Axel Kicillof en el ministerio de Economía, Español mantiene la línea de trabajo que quiso instrumentar Augusto Costa, al frente de Comercio Interior en ese entonces y ahora ministro de Producción bonaerense. La funcionaria abreva en la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien no tiene simpatías por Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo que describió en Los tres kirchnerismos los que a su juicio fueron distintos errores de la gestión económica de la expresidenta. Español hace equilibrio entre esos mundos: le gustaría ir más a fondo de lo que Kulfas permite y, a la vez, soporta críticas entre los suyos por la “tibieza” (una palabra que se repite) con la que avanza con un control de precios que no los frena. “Tiene una interna con el Patria, pero está alineada con el ministro”, dijo a Letra P una fuente que camina esos pasillos.

Español trabaja secundada por Laura Goldberg, Subsecretaria de Acciones para la Defensa de las y los Consumidores, y Matías Ginsberg, Subsecretario de Políticas para el Mercado Interno. Cuando cualquiera de los tres convoca a reuniones con empresarios, pide interlocutores que puedan tomar decisiones, presidentes o ceos. Pasó esta semana con grandes cadenas de supermercados y grandes fabricantes de productos de consumo masivo. En reuniones de a cinco o seis empresas, Español les tiró las orejas por la escalada de precios y la aparición de los “mellizos”, nuevos lanzamientos de productos similares a otros con los que las empresas buscan eludir los controles. Español pidió colaboración para elaborar una canasta de 100 o 120 productos básicos que mantendrán valores congelados por seis meses. A cambio, los empresarios se esperanzan con que el 15 de mayo caiga definitivamente Precios Máximos, pero en el Gobierno nadie lo asegura. Mientras, los administrativos de las firmas de consumo masivo cargan en los sistemas de gestión cada vez más información que pide la Secretaría sobre stocks, cantidades vendidas y precios.

Con esa canasta, el Gobierno busca llegar a los autoservicios y comercios de cercanía, ajenos al ojo oficial que controla precios en supermercados. Español desplegará también un equipo de 500 inspectores adicionales y contará con otros fiscalizadores de la AFIP. Y reforzará el sistema de alertas que le sirve para vigilar los precios en las grandes locaciones: los supermercadistas llaman a la Secretaría de Comercio cada vez que llega una lista de proveedores con precios superiores a los autorizados. Incluso los productos que escapan de Precios Máximos pueden aumentar solo lo acordado con Comercio Interior, planillas de costos mediante. El panóptico tiene cada vez más ventanas, pero la inflación se escurre por varias hendijas. Los precios suben en los autoservicios al doble o triple de ritmo que en los grandes establecimientos.

Por Esteban Rafele – Letra P