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Se debilita el armado del Juez Casanello para salvar a Cristina

Cristina Kirchner tiene ahora un doble jaqueo: el de Báez y el de López. En Comodoro Py, la decisión clave está en manos de la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones.

Como bien sabemos, la familia Báez dinamitó la estrategia judicial urdida por Cristina y ejecutada por sus alfiles políticos. La ex presidente pensaba que Sebastián Casanello tenía todo bajo control y que Lázaro Báez sólo haría un desfile protocolar por los despachos de Comodoro Py. Pero los vídeos de La Rosadita obligaron a un cambio de paso que la ex mandataria no había previsto y que el juez federal debió aceptar en causa propia.

Si Casanello no detenía a Báez, todo el tinglado de protección volaba por los aires antes enterrar la causa para siempre. Entonces, el juez tomó el camino más fácil: sacrificar a Báez para salvar a Cristina. Una estrategia política-procesal rechazada por los hijos del empresario constructor, que hasta ese momento había decidido respetar sus años de amistad con Néstor Kirchner.

La táctica procesal de Leandro Báez consiste en sostener que Casanello protege a Cristina y coloca como blanco móvil al ex empleado bancario devenido en multimillonario. Leandro Báez sugiere que Lázaro era un simple ejecutor de las decisiones políticas-empresariales que se tomaban en la quinta de Olivos, y que CFK tenía el control de un desfalco multimillonario. Si la Cámara Federal encuentra verosímiles los argumentos de Leandro, Casanello ya no controlará el expediente y Cristina deberá estudiar una causa que también involucra a Máximo Kirchner, Julio de Vido y Ricardo Echegaray.

Martín Irurzun y Horacio Cattani, los jueces federales que estudian la situación de Casanello, son intachables y ajenos a las operaciones de poder que se lanzaban desde Balcarce 50 para proteger a la familia Kirchner y al clan Báez. Irurzun y Cattani tienen dos alternativas, que complican por igual a Cristina Kirchner: si ratifican a Casanello, le exigirán que investigue hacia arriba, involucrando a la ex presidente y su entorno. Y si por el contrario aceptan la recusación de Casanello, ordenarán que no alcanza con pasear las retroexcavadoras por los campos que Báez compró con los negocios que le concedió Cristina en sus ocho años de gestión.

Fuente: Nexofin