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Recalde: “El desafío es construir un frente cada vez más amplio”

El expresidente de Aerolíneas Argentinas habló de la reorganización del kirchnerismo y aseguró que “La gente va a responderle en las urnas a estas medidas que están pegando tanto al bolsillo de los argentinos y particularmente de los porteños”.

Recalde considera que “el desafío es poder construir un frente cada vez más amplio” pero advierte que “ganar por ganar no es lo nuestro. Para eso vayámonos a Cambiemos”. A nivel nacional, el referente de La Cámpora descarta una cercanía con Sergio Massa, considera que los dirigentes que postulan la “segunda renovación peronista” son “los nuevos Grosso, De la Sota y Manzano”, rechaza la idea de que el kirchnerismo haya sido expulsivo y afirma: “como yo reconozco la conducción de Cristina, voy a acompañar la estrategia que ella defina” dice en la entrevista de Zoom.

Hace algunas semanas, un grupo de legisladores porteños decidieron apartarse del bloque del FPV y formar su propio espacio aduciendo falta de diálogo. ¿Afecta esta ruptura al armado del kirchnerismo en la ciudad?

Siempre es preferible la unidad, tener un bloque grande y fuerte, con todos los que entraron a la legislatura por la misma lista. Pero tampoco me asusta esta situación, le quitaría un poco de dramatismo. En la medida en que podamos ponernos de acuerdo en los temas centrales, sobre cuáles son los problemas de los porteños o cuál es nuestro posicionamiento político frente a las decisiones que toma el PRO en el gobierno, las cuestiones de la legislatura son secundarias. En el bloque de diputados nacionales también hay bloques que se armaron, por ejemplo, el de (Carlos) Heller, que formó un monobloque, o el del (Movimiento) Evita, y lo que preocupa ahí es cómo votan las leyes, sobre todo en el Congreso nacional. Cómo levantan la mano frente a propuestas del ejecutivo complicadas para la gente, como la destrucción del sistema previsional o la entrega de nuestra soberanía a los buitres. Me preocupa eso: qué agenda sigamos. Después de esta decisión de tener el bloque dividido pudimos hacer hacer algunas cosas en conjunto, así que espero que continuemos por ese camino.

Hay algunos proyectos recientes que mostraron un consenso importante, como el de la urbanizacion de la Villa 20, que tuvo un acompañamiento unánime por parte de todos los bloques.

Cuando hay cosas que son a favor de la gente vamos a votar todos juntos, incluso si las propone el gobierno. Nosotros no estamos para votar todo que no. Si el gobierno del PRO propone algo que es bueno para la gente, que no es lo más frecuente, lo vamos a acompañar. Pero después, la semana pasada, hubo un plenario de mujeres peronistas donde estaban todos los sectores, todos los matices. Pusimos por delante una agenda nuestra, en este caso la cuestión de género, y estuvimos todos. Y la verdad, me parece que ese es el camino. Ojalá lo podamos continuar.

Durante todos estos años, al kirchnerismo le costó mucho hacer pie en la ciudad. ¿Por qué cree que al peronismo en general le resulta tan difícil constituir un candidato, una fórmula que pueda ganar en la Ciudad de Buenos Aires?

No creo que sea un problema de que le cueste constituir candidatos. Hemos tenido candidatos buenos en la ciudad, sacándome a mí (risas). Yo creo que hay una dificultad para hacer pie en un distrito donde los medios de comunicación tienen una incidencia mucho mayor, donde los problemas centrales, que son de los que se ocupa el peronismo, se encuentran mayormente resueltos, más allá de que hay una porción importante de la población que todavía la está pasando mal en la ciudad. Es algo que hay que seguir trabajando y viendo cómo revertir, cómo lograr que alguna vez en la Ciudad de Buenos Aires gane la elección un candidato que represente un proyecto nacional, popular, democrático, inclusivo, progresista. Yo creo que se puede.

¿Y eso podría incluir un tejido de alianzas más allá del PJ/FPV?

Pero de hecho venimos con un frente con alianzas con un montón de partidos. Doce partidos políticos formaron parte del Frente para la Victoria en la última elección: el Partido Humanista, el Partido Comunista, el Partido Frente Grande, el Partido Intransigente…

Pero pregunto por fuera de eso, porque según los guarismos de las últimas elecciones habría una necesidad de ampliar la base de sustentación

Sí, con todos los partidos que tengan una propuesta progresista, inclusiva, que no sean aliados de la derecha neoliberal están abiertas las puertas. Creo que el desafío es poder construir un frente cada vez más amplio. Pero hay ciertos límites, no es juntarse con cualquiera para ganar. Hay que ganar para tener un gobierno que piense en los problemas de desigualdad que tiene la ciudad, para tener un gobierno que administre, no en función de maquillar la ciudad, sino de resolver los problemas serios que tiene en materia edilicia. Estuve el otro día en el sur, en el Barrio Piedrabuena, y la verdad es que la situación de los complejos habitacionales es dramática. El Gobierno de la Ciudad los pinta por afuera pero cuando uno entra y ve qué pasa con los caños, con los ascensores, con los balcones… Tenemos 40 villas en la Ciudad de Buenos Aires y la verdad es que no se ha ocupado en lo más mínimo el PRO. Entonces, si nosotros nos enfrentamos a un gobierno para resolver todo eso, bienvenida la amplitud. Ahora, ganar sólo para ocupar cargos, ganar por ganar, no es lo nuestro. Para eso vayámonos a Cambiemos que vino ganando las últimas elecciones.

¿Cómo lo ve a Martín Lousteau en ese esquema?

Lousteau ha tenido un itinerario muy variado. Ha pasado por muchos espacios políticos y muchas alianzas y ha ido cambiando de acuerdo a los tiempos. No creo que tenga una propuesta transformadora. Y hoy representa y es representante de Macri nada más y nada menos que en los Estados Unidos. Es la cara del gobierno liberal en la madre patria de este gobierno. Y no lo he escuchado criticar ni una sola de las decisiones terribles que ha tomado el gobierno nacional en contra de la gente. Entonces hoy Lousteau, salvo que demuestre lo contrario, lo veo muy difícil. Es integrante de uno de los gobiernos más neoliberales y de derecha que ha tenido la Argentina.

¿Aunque en la ciudad se presente como oposición de ese mismo gobierno?

(Gabriela) Michetti también confrontó en elecciones con (Horacio Rodríguez) Larreta y con Macri y terminó siendo la vicepresidente. Me parece que ahí lo que hay son disputas de poder más que de proyecto político. Nosotros lo que queremos es representar un proyecto político claro. Y ahí que vengan todos. Todos los que estén de acuerdo con no pagarle a los buitres, todos los que estén de acuerdo con defender las paritarias, todos los que estén de acuerdo con no recargar sobre la gente la crisis energética como hace este gobierno descaradamente y de una manera tan cruel. Pasa por ese lado. Tener claro un proyecto político y ahí sí salir a convocar con total amplitud.

¿Es posible que la derrota en 2015 y estos reacomodamientos diversos modifiquen la vida interna del peronismo porteño, pensando por ejemplo en las elecciones de 2017? ¿Qué haya disputas por ver quién tiene ahora la “lapicera” para el armado de listas?

Yo creo que el Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires venía de tener mucho debate interno. Las listas el año pasado se armaron con los dirigentes de la ciudad. A diferencia de lo que en algunos momentos se cuestionaba no vino el dedo de nadie sino que las decidimos internamente. Es algo que hablábamos mucho con Víctor Santa María este enero y febrero que salimos a recorrer las comunes a hablar con los consejos comunales del Partido Justicialista: la verdad que en la ciudad los precandidatos los elegimos entre todos y finalmente el candidato lo eligió la gente. Hubo siete precandidaturas, votó la gente y de ahí surgió el candidato a jefe de gobierno. Y las listas de legisladores lo mismo. Así que yo creo que en eso veníamos bien y tenemos que seguir mejorando y discutiendo y pensando cuál es la mejor alternativa para disputar la elección. Yo soy muy optimista. A pesar del mal momento económico y social que vive la Argentina, y que están empezando a sufrir los porteños, soy muy optimista en que en lo electoral va a haber una respuesta contundente. Y tenemos que estar a la altura de eso.

¿Considera que va a haber cambios en lo electoral en la ciudad?

Sí. Creo que la gente va a responderle en las urnas a estas medidas que están pegando tanto al bolsillo de cada uno de los argentinos y particularmente de los porteños, que hasta ahora no sentían el gobierno del PRO en la ciudad porque la Ciudad de Buenos Aires, por suerte, queda dentro de la Argentina, y la Argentina en estos últimos doce años creció, y la ciudad también creció de la mano de ese país que crecía. Era más fácil gobernar una ciudad con mucho presupuesto, con los problemas estructurales, no digo resueltos del todo, pero con empleo, con buenos salarios, y ahora se está empezando a notar eso en los porteños. El desempleo en la ciudad, conocimos las cifras hace poco, se duplicó en menos de un año de gobierno del PRO. Son números que asustan y que ponen en alerta. Lamentablemente creo que esto recién empieza. Las consecuencias del tarifazo todavía no se sienten, porque no lo pudieron aplicar, porque muchos comercios no lo están pagando, pero si lo tienen que pagar va a ser complicado. En el Barrio Piedrabuena estuve con el dueño de una heladería, un pibe joven, que nos contaba que tuvo que despedir al único empleado que tenia y atender él porque nos mostró la boleta de la luz y pasó de pagar $600 a $3000. Y así con muchas cosas. Lo mismo con los productos importados, todavía no han entrado como tememos que vayan a entrar, pero cuando esto ocurra va a destruir gran parte de la producción nacional

¿Por qué creé que el kirchnerismo perdió en 2015?

El año pasado se perdió por muy poquito. O sea que hay un montón de cosas que si hubiéramos hecho distintas hubieran determinado un resultado distinto. Tienen que ver con decisiones de la gestión que podríamos haber hecho mejor, decisiones que tienen que ver con la estrategia electoral que podrían haber incidido en un resultado distinto. Con el diario del lunes es más fácil decirlo, ¿no? Si Scioli, si Randazzo, si en la Provincia de Buenos Aires hubiera ido tal en lugar de tal, si la campaña hubiera sido no tan violenta, un montón de situaciones. Temas que tienen que ver con el desgaste de doce años, que tienen que ver con la estrategia electoral y después temas que tienen que ver, todo con el diario del lunes, con el desarrollo de la campaña. Había muchas discusiones: si Scioli tenía que despegarse de Cristina o pegarse. A mí me parece que, a juzgar por los resultados y por cómo fue la campaña, fue un error esa idea de despegarse de Cristina e ir a buscar el voto más conservador pareciéndose a un candidato no kirchnerista. Y me pareció un acierto en los últimos 15 días de campaña …porque tuvimos como dos campañas: una hasta la primera vuelta y otra desde la primera vuelta hasta el ballotage, donde todos cambiamos la forma de hacer campaña, el candidato, mucho más determinante, mucho más vigoroso, mucho más decisivo a la hora de confrontar, cambió la militancia, y también la gente. Hubo una campaña del ciudadano común.

Muchos de los que postularon críticas o diferencias en estos últimos meses dicen que el kirchnerismo, en los últimos años, fue expulsivo y que se fue cerrando demasiado sobre un núcleo muy duro de personas.

Me parece que el kirchnerismo fue amplio siempre, apuntó a ser amplio siempre. En todo caso lo que fue perdiendo fue actores políticos que no estaban convencidos del proyecto y que en determinados momentos demostraron que estaban más por conveniencia que por convicción. Y esos momentos suelen ser los de las derrotas. En 2008 con la crisis con las patronales agrarias y los medios de comunicación que fue muy fuerte, que puso en jaque al gobierno, hubo ciertos jugadores que se corrieron. Crisis que empezó si no me acuerdo mal con una mala propuesta de Martín Lousteau, que hizo mal los números y metió a la presidenta en un problema terrible y después huyó. En 2009 con la derrota electoral, porque las elecciones se ganan y se pierden, no es la única elección que hemos perdido la de 2015, en 2009 hubo también otro grupo que fue alejándose, no porque no sea amplio el kirchnerismo sino porque parecía que no convenía, porque el calor del poder estaba en otro lado. Ahora puede estar pasando algo parecido, ¿no?

Pero hubo sectores, como Hugo Moyano, por ejemplo, que no se fueron por una derrota. En 2011, ese espacio formó parte de la campaña que llevó al 54% y se fue después.

La verdad es que no lo sé. Habría que preguntarle a Hugo. Y no lo sé porque en términos de políticas públicas el gobierno no había cambiado. No sé dónde estuvo el cortocircuito, si es en la relación personal, si es en la distribución del poder, la verdad que no sé los motivos, habría que preguntarle a Hugo.

¿Es cierto que ahí el interlocutor era Néstor Kirchner?

La ausencia de Néstor fue una cosa muy notoria en general, todos la sentimos, Cristina la sintió, cada uno de los militantes. Por supuesto que no es lo mismo gobernar con Nestor que sin Nestor, y esto es algo que enaltece más a Cristina, haber continuado con el proyecto político sin su compañero y sin un cuadro político enorme como Néstor Kirchner. Sin dudas no contar con ese jugador al equipo lo debilitó. Pero al mismo tiempo sacó lo mejor de Cristina y demostró el tamaño que también tenía Cristina. Eso se reconoce poco, la verdad que es una de las tantas cosas que la engrandecen.

¿Cómo se está adaptando La Cámpora a esta situación de derrota? Debe estar procesando su discusión interna con respecto a esta etapa.

Por supuesto, como todo el kirchnerismo, como todo el peronismo. Analizando, reorganizándonos, planteando los objetivos de esta etapa y debatiendo mucho. Pero la verdad es que los menos jóvenes tenemos experiencia de etapas como esta, de construcción política desde el llano, con matices de resistencia, de proponer desde afuera del Estado, y la verdad es que yo de eso también veo algo positivo, uno siempre trata de verle el lado positivo a los malos momentos. Si algo de positivo tiene la derrota, es que se le demostró a todo el mundo que en el kirchnerismo en general -no solamente La Cámpora- lo que había eran militantes convencidos y no, como se decía en los diarios y se buscaba estigmatizar, gente que estaba con los contratos. Ahora no hay nada y los pibes están, están en los barrios, en las unidades básicas, en las facultades, ganan centros de estudiantes, marchan. El 24 de marzo creo que fue una fecha clave porque estábamos cerca de la derrota todavía y hubo una movilización gigante de todo el kirchnerismo, de toda la ciudadanía que apoya esta política, y particularmente la columna de La Cámpora fue muy emocionante para mí, para demostrarle a la gente que hay futuro, que hay un montón de pibes que están militando y que van a seguir construyendo para que el proyecto político que muchos creíamos que nunca íbamos a ver en Argentina, y los más viejos que vivieron peronismo de Perón y Evita que no iban a volver a ver, pueda volver a estar en la Argentina. Así que hay futuro, me parece que es otra de las cosas que quedaron de los doce años de gobierno. Quedaron muchas cosas. Perdimos la elección pero en la sociedad quedaron un montón de cosas.

¿Cómo analiza esta invocación a una segunda “renovación peronista” que postulan ciertos dirigentes?

El que renovó el peronismo y recuperó las banderas de Perón fue Néstor Kirchner en 2003. Eso es la renovación peronista, una verdadera renovación peronista. Después, me parece que estos son los nuevos (Carlos) Grosso, (José Manuel) De la Sota, (José Luis) Manzano…

¿Y a Sergio Massa cómo lo ve? ¿Es un límite en el tejido de alianzas del kirchnerismo?

Y, es difícil armar un espacio o un núcleo de coincidencias con alguien que votó los buitres, que votó la destrucción del sistema previsional, que votó cada una de las leyes que a nosotros nos espantan, a los ciudadanos argentinos. La verdad la veo muy difícil.

Hay un debate alrededor de la idea de Cristina como conductora. Que conduce, que no quiere conducir. En sus últimas apariciones, ella habló de que es momento de unidad, de construir nuevas mayorías, y que la conducción se ve después. ¿Considera que esto es así, que hoy importa más pensar en “nuevas mayorías” y no en Cristina como conductora, o que un piso mínimo es aceptar su conducción y después generar el tejido de alianzas?

Yo no tengo la menor duda de que Cristina es la única que tiene la capacidad, la potencialidad y el apoyo para conducir un movimiento político transformador y que recupere la nueva mayoría. Como yo reconozco la conducción de Cristina voy a acompañar la estrategia que ella defina. ¿Cuál va a ser la estrategia? Y, hay que esperar a las elecciones de 2017. Mientras tanto hay que hacer lo que demanda la sociedad ahora, que es la resistencia en la oposición a las políticas neoliberales con la mayor amplitud posible: todo aquel que acompañe un proyecto de ley para frenar los despidos, bienvenido. Eso es un buen ejemplo: haber podido construir una mayoría para frenar los despidos, una ley que lamentablemente fue vetada. A la hora de plantarnos frente al gobierno, la mayor amplitud, en eso estoy de acuerdo, no es conducción. A la hora de construir una alternativa electoral y de poder, bueno vamos a ver cómo se paran todos. Yo la veo a Cristina siendo la persona que más convoca, que más mueve, y que tiene la capacidad de reunir el más amplio espectro de fuerzas que componen el espacio electoral.

¿Qué balance hace de la gestión de Aerolíneas Argentinas en estos meses?

Cuando asumió el gobierno del PRO había dos consejos para Aerolíneas: el ajuste, achicamiento y privatización, o continuar con el plan de inversiones, crecimiento y ampliación de la empresa que veníamos llevando adelante nosotros. En esa tensión, por ahora, viene ganando la postura de continuar nuestro plan de negocios. Es lo que se ve: continuaron con el plan de flota que habíamos diseñado, con los aviones y las fechas que habíamos previsto. La red de vuelos y de rutas es prácticamente idéntico, con algunos cambios y retoques con algún tinte político: bajar Cuba, algunos retoques en Venezuela, sacarle una ruta a Río Gallegos, a Brasilia, que eso me sorprendió porque es el único vuelo que unía las dos capitales, un vuelo muy importante. Y el otro cambio que no estaba en nuestro plan es que sí se incorporó una ruta a Río Cuarto, la única ciudad donde hubo elecciones este año, que la prometieron como parte de la campaña electoral. Son esos pequeños retoques pero el plan es el mismo. Esperemos que sigan. Lo que veo mal, lo que sí cambió rotundamente, ya no para Aerolíneas aunque sí lo afecta, es decir no de la gestión de Aerolíneas sino de parte de la política aerocomercial, es la liberalización de los cielos. Van camino a eso: haberle dado rutas y permisos y apertura a líneas aéreas privadas extranjeras es algo que perjudica a Aerolíneas y perjudica al mercado aerocomercial. Si a eso le sumamos que las beneficiadas son una empresa que se asoció con Macri -Macair- y la otra es LAN, que es la empresa del vicejefe de gabinete, me preocupa. Y los gremios lo están señalando, que esto tiende a debilitar el mercado argentino y particularmente el trabajo argentino porque nosotros teníamos la política de proteger y promover a Ezeiza como centro de distribución. Lo que pedían y no obtenían, como se hace en muchos países del mundo, era venir empresas extranjeras para sacar pasajeros de Rosario, de Córdoba, de Salta, de Mendoza, al exterior vía Lima, vía Santiago de Chile o vía Panamá. Entonces los rosarinos que quieren ir a Miami, en vez de salir vía Ezeiza, ahora salen vía Lima o vía Panamá. De hecho fue muy gracioso porque en plano escándalo en Panamá Papers, el escándalo de corrupción, Miguel del Sel anunciaba que iban a haber vuelos directos a Panamá desde Rosario y desde Mendoza. En realidad no estuvo pensado para ir a armar offshore pero sí para promover el negocio de LAN y de Copa, que tiene su centro de distribución en Panamá y de ahí distribuye a todo Norteamérica, a todo el Caribe. Y eso perjudica la venta de pasajes internacionales, los más caros, a Aerolíneas y se pierde trabajo de Ezeiza -de maleteros, de gente del aeropuerto, tasas aeroportuarias e impuestos que los cobra otro país.