Chubut Para Todos

¿Quiere el Gobierno o no una ­ convergencia razonable con el PJ? Por Jorge Raventos ­

Masculla que el peronismo es poco confiable y carece de una cabeza reconocida. Pero ante los efectos de la crisis, el influjo de las encuestas y los reclamos que recibe, el Gobierno parece explorar una nueva sintonía con la realidad y trabajar por, al menos, un acuerdo básico que permita atravesar los próximos dos trimestres

¿Quiere el gobierno o no una convergencia razonable con el peronismo? Esa­ vacilación hamletiana anida en el alma del oficialismo, que se balancea entre el deseo reeleccionista y la necesidad de ampliar su base de apoyo para administrar el país y llegar a aguas calmas. De a ratos con té y simpatía, de a ratos tratando a las otras partes de mafiosas o corporativas, el gobierno tantea un cauce.­

Masculla que el peronismo es poco confiable y carece de una cabeza reconocidapero, impulsado por los golpes de la crisis, por las encuestas de opinión pública y por las advertencias de sectores en los que busca apoyarse, parece explorar una nueva sintonía con la realidad y trabajar por, al menos, un acuerdo básico que permita atravesar los próximos dos trimestres.­

DOS MIRADAS OFICIALISTAS­

Esto es lo que intenta, sin hacer demasiado barullo, un sector dialoguista y realista del oficialismo en el que se destacan los gobernadores del PRO: María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que conversan con la oposición y buscan cerrar otras heridas abiertas. Por caso, mientras -en el clima tensado por el debate sobre el aborto- el Presidente no asistió al Te Deum del 9 de Julio en Tucumán (sí lo hizo la vicepresidente, Gabriela Michetti), la gobernadora bonaerense consagró públicamente su cargo y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al sagrado Corazón de Jesús en la Catedral Metropolitana.­

Hay otro sector del elenco de Mauricio Macri (económicamente optimista,­ políticamente aislacionista) que no considera saludable pactar con el peronismo­ porque eso enturbiaría el cumplimiento del programa económico (esto es: el­ acuerdo con el FMI).­

Para ellos se trata de no dejarse subyugar por los cantos de sirena acuerdistas, atarse al mástil y atravesar heroicamente la última mitad del­

año, que admiten muy recesiva, con la convicción de que el 2019 trae el rebote y la reactivación y así se salva el plan de la reelección del Presidente.­

Elisa Carrió ofició en Córdoba de vocera informal de esa postura interna oficialista reacia a los acuerdos: advirtió al gobernador Schiaretti, uno de los líderes del peronismo federal, que “si Córdoba quiere la Nación haga una obra en la provincia, tiene que estar en el presupuesto; si no aprueban el Presupuesto, sigue el presupuesto del año anterior. Las provincias que quieran hacer nuevas obras tienen que firmar el Presupuesto nacional”.­

Es probable que, disparando contra el peronismo, Carrió esté tratando de que la­ absuelvan del reciente episodio en el que ofendió a los radicales, socios­ indispensables de Cambiemos.­

El oficialismo volvió a experimentar en carne propia las incomodidades que suscita el desparpajo verbal de Carrió cuando aseguró que ella comandaba la UCR desde afuera. Si bien explicó más tarde que era una rutina discursiva que solía usar para hacer reir al público, el presidente de la UCR, el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, la retrató como una cultora del stand-up permanente.­

OPTIMISMO TEMPRANO Y VATICINIOS FALLIDOS­

El optimismo temprano de quienes ya avizoran reactivación dentro de seis meses no convence a los sectores del oficialismo, más cautelosos y fogueados en vaticinios fallidos. Tampoco comparten el pronóstico muchos analistas económicos. Miguel Angel Broda, por ejemplo, considera que “la economía ha ingresado en una recesión que puede llegar a ser menos corta y menos suave de lo que se está pronosticando (…) el camino hacia octubre de 2019 se presenta más bien como un sendero de política macro contractiva, apoyo del FMI y turbulencias domésticas, donde no será posible cumplir con la expectativa oficial de romper el ciclo de suba y baja del PBI con dos años consecutivos de crecimiento positivo”.­

Sobre lo que evidentemente sí hay coincidencia es sobre los seis meses que restan de 2018, es decir, sobre el aquí y ahora. Se trata de un período contractivo en el que caerán la producción, el empleo y el salario. El ajuste, que ya ha comenzado, se manifestará de modo notorio en el plano social.­

La CGT, que viene de concretar un paro significativo, ha decidido mantener en su cúspide al actual triunvirato, que ha mostrado capacidad para dialogar (lo ha hecho hasta con el FMI) y para encabezar amplias protestas.­

Los respaldos internacionales que con justicia ha acumulado el Presidente no son transables en la situación doméstica: para recorrer los meses duros (y también para poder encarar el largo plazo) lo que se necesita es crédito político interno, ayuda, no aislamiento; sistema integrado, no archipiélago. No se trata de eliminar la competencia política ni de maquillar las diferencias, sino de contenerlas. Aristóteles definía la tragedia como un conflicto entre próximos. Lo contrario de la tragedia sería, quizás, el encuentro entre opuestos.­

LA TRANSICION Y LA CUANTICA­

Un aspecto de la objeción al acuerdo con el peronismo atribuida a Macri (la­ circunstancia de que el sector peronista dispuesto al diálogo no tiene un vocero unívoco) es atendible, pero para que no devenga en mera excusa puede zanjarse aceptando la interlocución colectiva. Es lo que han propuesto los gobernadores peronistas: discutir colectivamente los ajustes destinados a achicar el déficit, de modo de emplear criterios de equidad en los recortes.­

Por lo demás, en el plano específicamente político, el peronismo no kirchnerista va preparándose para dirimir liderazgos en las futuras primarias (para las que faltan once meses). Intenciones de competir por la candidatura presidencial tienen varios: gobernadores como Urtubey y el sanjuanino Uñac, renovadores como Massa. Y ahora se sabe que también aspira Juan Manuel De la Sota. El cordobés quiere ser “candidato de una transición” que no aspiraría a un segundo período. Todos esos personajes están abiertos al diálogo con el gobierno.­

El sector oficialista renuente a los acuerdos también se muestra reticente ante la discusión colectiva: prefiere segmentar el diálogo, encararlo separadamente con cada provincia o con agrupamientos delimitados. El mismo criterio se emplea ante la idea, que siempre reaparece, de constituir una amplia mesa político-económica-social, con representación de empresarios, sindicatos y partidos representativos. El Ejecutivo elude esos compromisos. Quizás se trate de oportunidades perdidas.­

Werner Heisenberg, famoso fundador de la teoría cuántica, apuntaba que “en la historia del pensamiento humano, las consecuciones más gloriosas han ocurrido siempre en la confluencia entre corrientes de pensamiento distintas. En el momento en que se mezclan, surgen los avances más sobresalientes y maravillosos”.­