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Política y farándula: De las botineras a las politiqueras

En algún momento fueron las botineras. Ahora podrían llamarse las politiqueras. Se trata de las mujeres de la farándula que terminan en pareja con políticos conocidos, pero muchas veces no tanto para el público que no suele consumir información de estas características. Los últimos casos publicitados han puesto en escena una situación que siempre existió, pero que ahora recobra una nueva característica. En tiempos de fugacidad informativa, salir con la modelo o actriz de turno le garantiza al dirigente ser conocido por un sector de la sociedad que es reacio a la actividad política.

El poder siempre es atractivo. No se va a descubrir nada nuevo. Hay múltiples ejemplos de políticos que terminaron casados con mujeres de la farándula. Hasta Perón cayó rendido a los encantos de la actriz Eva Duarte, cuando se conocieron en un festival solidario por el terremoto de San Juan.

Los tiempos cambiaron, pero no así las costumbres. De todas formas, parece haber tiempos donde hay situaciones de cierta familiaridad con los hechos. En algún momento se habló de las botineras y ahora, de las politiqueras. En ambos casos, la seducción del poder y el dinero van de la mano.

La reciente separación de Daniel Scioli con Karina Rabolini puso en escena la discusión de las parejas pantallas para generar reacciones en la opinión pública. Ávidos de subir en las encuestas y mejorar su imagen, los políticos sucumben ante esas tentaciones. En muchos casos se trata de un negocio que después, quizá, se convierte en amor verdadero.

Se observa con claridad cómo la información política se ha mudado a los programas más ligados al espectáculo. Ejemplos como Intratables, o el nuevo Animales Sueltos, son dos casos notorios. También El Diario de Mariana en Canal 13 tiene mucho más contenido político del que “venden” en sus promociones.

Por eso, se sabe que hay políticos que contratan a la vedette de turno para ganar popularidad. En algunos casos, la historia llega al casamiento. Mucho se habló de las razones del nacimiento del romance de Martín Insaurralde y Jésica Cirio, que terminó con boda. Hasta se dijo de un acuerdo para que el intendente de Lomas, que buscaba ser gobernador, creciera en el conocimiento público. En parte lo logró.

Los casos más recientes son los de José Ottavis, un ilustre desconocido para el gran público, del que ahora se sabe más por su relación con la polémica Vicky Xipolitaxis. Aunque con otro perfil, Juan Manuel Urtubey, en su carrera por ser presidente, no podrá negar que su romance con Isabel Macedo le suma para que la gente lo conozca. De lo contrario, habría sido difícil que fuera tapa de las revistas del corazón por su rol de gobernador de Salta. Como decía Bernardo Neustadt, “Doña Rosa” no sabría quién es.

Estamos en la era de la política fotogénica, donde cada vez se habla menos y las imágenes son el mensaje en sí mismo. Pues bien, en ese rumbo, la “conquista” de una voluptuosa modelo puede garantizar el conocimiento que muchas recorridas por el conurbano no darán jamás. Igual, la garantía de éxito político no está asegurada. Los ejemplos son más que notorios también.

Por Sebastián Dumont para Informador Público