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¿Pide una tregua al mercado o quiere distanciarse de Alberto?: el país debate qué quiso decir Cristina en su carta

CFK sacudió al ámbito político al proponer un acuerdo nacional multisectorial que permita superar la crisis cambiaria. Escepticismo en la oposición.

Fiel a su estilo, Cristina Kirchner volvió a sorprender. Con una carta, se adelantó al décimo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, dio a entender que no participará de los actos en su homenaje y dejó una serie de definiciones políticas que no ahorraron críticas ni pases de facturas hacia el Gobierno y la oposición.

Consciente de la expectativa que se había generado en torno a su reingreso a la escena política luego del “silencio estratégico” que viene manteniendo, la vicepresidente se tomó con cuidado su reaparición y no eludió ninguno de los temas que marcan la actualidad caliente a nivel nacional.

Dólar, mercado financiero, empresarios nacionales, funcionarios del gabinete, aliados, ex aliados, ex rivales que ahora forman parte de la coalición, Alberto Fernández, Mauricio Macri, peronistas, antiperonistas, jueces, medios de comunicación, todos tuvieron su parte en las reflexiones de Cristina. Y ahora, como es natural, viene la maratón de interpretaciones sobre qué quiso decir y si sus palabras deben ser tomadas como un apoyo o como un distanciamiento del estilo de gestión de Alberto.

En principio, como es su marca registrada, Cristina no puede sustraerse a la tentación de reivindicar su propio gobierno. En esta ocasión no se dedicó tanto a repasar los logros sino más bien a poner el foco en los puntos más criticados, como la inflación o la instauración del cepo, que a la luz de lo ocurrido luego, Cristina juzga como problemas no tan graves como fueron percibidos en su momento.

Por caso, recordó que en la primera versión del cepo, había un cupo de u$s2.500, que luce una cifra enorme en comparación con la situación actual.

Pero, más allá de las esperables chicanas al endeudamiento y la fuga de capitales de la gestión macrista, Cristina no eludió el reconocimiento de la tensión cambiaria actual. Y lo más llamativo de su mensaje es el llamado a un gran acuerdo nacional. En sus propias palabras:  “El problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla.”

En la carta por el décimo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, Cristina recordó desavenencias con Alberto Fernández

Es el pasaje más sorpresivo de su mensaje. Porque no sólo va dirigido a las fuerzas del mercado con un mensaje en son de paz, sino que, sobre todo, parece tener como destinatario a su propia base de apoyo político, que cada vez con más insistencia está reclamando una radicalización política que implique una ruptura con las grandes empresas y hasta alguna medida compulsiva que obligue a los agroexportadores a liquidar sus divisas.

Ese llamado a un acuerdo podría parecer contradictorio con lo que la propia Cristina expresa unos párrafos arriba, cuando compara su estilo confrontativo con el dialoguismo de Alberto –que según ella no es realmente valorado, a juzgar por la forma en que el Presidente fue tratado en el Coloquio de IDEA-.

¿El anticipo de una tregua con el mercado?

Sin embargo, Cristina hace un llamamiento a reconocer la gravedad de la situación cambiaria no como consecuencia de una situación heredada del macrismo sino como un problema estructural de la economía argentina que se arrastra desde los años ’50.

“El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos. Todos los gobiernos nos hemos topado con él”, reconoce la ex mandataria en su carta.

Lo que no hace es dar pistas respecto de cuál sería la solución. Sí hace referencia a una “más que evidente extorsión devaluatoria”, lo cual retrotrae a su preferencia por las teorías conspirativas que exhibió durante su gestión cada vez que hubo tensiones cambiarias. Sin embargo, el llamamiento al diálogo parece dejar de lado la posibilidad de medidas punitivas ni hacer interpretaciones que carguen las responsabilidades exclusivamente en un sector.

Llamativamente, esa convocatoria de Cristina se produce justo en un momento en el que el Gobierno retoma las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, una situación que para muchos en el mercado es la única herramienta a mano para evitar una devaluación que derivaría en un fogonazo inflacionario.

¿Será la carta de Cristina la forma de preparar a la base militante para digerir el “sapo” de un acuerdo con el FMI que implique el desembolso –es decir, un nuevo endeudamiento- que refuerce las reservas del Banco Central?

En medio de la agitación de los mercados, Cristina llamó a un acuerdo nacional para resolver la crisis cambiaria

Por lo pronto, la posibilidad de que el organismo libere en el corto plazo unos u$s5.400 millones es una de las versiones que han corrido con insistencia en los despachos ministeriales y en las empresas. Para eso está trabajando el ministro Martín Guzmán –que recibió en la carta un reconocimiento, un gesto que contrasta con la alusión a “funcionarios que no funcionan”-.

Por otra parte, puede leerse entrelíneas el reclamo de Cristina a un compromiso del sector exportador para un mayor aporte de divisas. Lo cual tal vez podría interpretarse como un reconocimiento a la búsqueda de un tipo de cambio que resulte más favorable para que se produzca esa liquidación, algo que no ocurrió con la “amarreta” rebaja de tres puntos de retenciones que dispuso Guzmán.

En todo caso, la interpretación de las palabras de Cristina es, por estas horas, una de las actividades preferidas por el ambiente político, empresarial y periodístico.

Las primeras reacciones de la oposición reflejan escepticismo y descreimiento. Por caso, señalan la contradicción de convocar al diálogo a los mismos empresarios a los que acusa de estar provocando la crisis financiera.

Y tampoco están exentas las lecturas en el sentido de que Cristina ve venir una explosión económica y que su carta –y, sobre todo, la insistencia con que quien toma las decisiones es el Presidente y nadie más, sin posibilidad de doble comando- está preparando el terreno para tomar distancia de Alberto en caso de una crisis política.

Mientras tanto, la cuenta regresiva está en marcha: al mismo tiempo que el país se entretenía con la convocatoria de Cristina, los funcionarios llamaban a los operadores bursátiles de la City para pedirles que no operaran en “contado con liqui” y en “dólar MEP”. Es decir, la confirmación de que pasan los gobiernos, pero queda la vocación de los funcionarios por instaurar medidas distorsivas como forma de controlar al dólar.

Por Fernando Gutiérrez – iProfesional