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Nicolás Brussino, el orgullo de ser el único NBA en la selección

De 24 años, siente que es “su momento” en el equipo nacional; una carrera vertiginosa, de la Liga a la elite del básquetbol.

No tiene la destreza ni la experiencia de Luis Scola, Facundo Campazzo o Nicolás Laprovittola en medio de la arena de micrófonos y luces, como así tampoco dentro de la cancha. Aunque claro, Nicolás Brussino es, por el momento, el único jugador NBA que tiene el seleccionado de la Argentina. De la Liga Nacional saltó a Dallas Mavericks y ahora su nueva casa será Atlanta Hawks. Apenas 24 años, 2.03 metros de altura, y un futuro que parece no tener techo.

Si bien su carrera en la NBA le presenta una nueva oportunidad para demostrar su talento, los objetivos de Brussino hoy están concentrados en la selección de la Argentina, en donde pretende dar el paso al frente. Esta noche, el equipo debutará a las 20.10 con Colombia, en Salta, por el Súper 4 (también participan Brasil y Uruguay). “Estuve en muchos procesos, pero nunca tuve el protagonismo que quizá pueda tener ahora. Aprendí de todos los jugadores con los compartí equipo y hoy me toca afrontar un nuevo desafío. Me preparé para este momento y ahora sólo pienso en hacer las cosas bien”.

El vértigo con el que sucedió todo para él es de alto impacto. De Peñarol de Mar del Plata a la NBA, a las calles de Dallas, para vestir la camiseta de los Mavericks. De tener muchos minutos en la competencia doméstica a esperar un momento para mostrar sus atributos. “Sucedió todo muy rápido. Pasé de la Liga a la NBA, no jugué muchos torneos internacionales con la selección y todo se vino con velocidad. Pero entiendo que tengo ya encima un año de experiencia en la NBA, me estoy acomodando, así que todo me sirve para mi futuro. Para mí era difícil jugar cinco minutos y después estar cinco partidos sin entrar y eso hacía que la cabeza no me ayudara tanto. Además, tenía muchos minutos en la Liga y ese cambio un poco me afectó. Pero me puse fuerte de la cabeza y entendí que tengo que aprovechar cada segundo y aceptar un rol”.

Fueron 54 encuentros en los que Brussino estuvo en el campo de juego en la NBA y para el santafecino de Cañada de Gómez cada instante fue de un profundo aprendizaje. Cuando lo cuenta se advierte su entusiasmo: “Allá están los mejores materiales, tanto para potenciar tu físico como para ayudarte a defender y atacar mejor. Compartís y te entrenás con los mejores y después competís contra jugadores que también son de la elite. En el momento quizá no te das cuenta, pero a medida de que pasan los días y los entrenamientos, es como que te das cuenta de los cambios en el físico y en el juego. Pienso que eso me ayudó mucho para jugar los últimos 9 partidos con Dallas, porque siento que lo hice de manera correcta, que aproveché los minutos que me dieron y que me sirvieron para que vean que puedo competir allí”.

El roce con jugadores del tamaño del alemán Dirk Nowitzki resultaron determinantes para Brussino. Los tratos de su entrenador, Rick Carlisle, fueron también muy importantes. Desde invitarlo a cenar a su casa y compartirlo en las redes, hasta ponerle a disposición un profesor de inglés potenciaron su crecimiento deportivo: “La verdad que ahora estoy mejor preparado para los momentos en los que el entrenador me necesita. Desde que llegué me hicieron las cosas fáciles. Era mi primera experiencia internacional, mi primera vez solo afuera del país. Para mí era todo nuevo. Cada uno de ellos puso su grano de arena para que yo pueda adaptarme, para que me sienta cómodo y pueda dar el máximo todos los días. Pienso que eso me ayudó mucho. Antes no jugaba tanto en equipo y ahora me estoy dando cuenta de otras cosas. De la importancia de moverme sin la pelota para generarme un espacio, lo que hace que tenga más puntos en la mano. Eso lo aprendí en la NBA, porque al tener tantos jugadores franquicias que tienen tanto tiempo la pelota en la mano, si te quedás quieto es más complicado que te llegue la pelota. Aprendí a generarme mis propios tiros”.

En su horizonte aparece una nueva aventura. Atlanta Hawks, una franquicia que ya tuvo otros argentinos: Pepe Sánchez, que jugó cinco partidos allí en la temporada 2000/01, luego de un intercambio con Philadelphia. También tuvo vínculos con la franquicia el gigante Jorge González (2,31m), que fue seleccionado en el draft de 1988, pero nunca llegó a jugar en la NBA. Ahora bien, el objetivo de Brussino es convencer al entrenador Mike Budenholzer (ex asistente de San Antonio Spurs) que le dé oportunidades y que lo tenga en cuenta para los minutos que no jueguen el italiano Marco Belinelli o Kent Bazemore, los habituales titulares.

“Pienso que, al no haber tantas figuras en mi puesto, eso me ayudará a tener más protagonismo. Tengo claro que todo depende de mí, de lo que haga con la bola en la mano. Siento que voy a tener más juegos consecutivos y eso me va a permitir mostrar más mi potencial. Todavía no pude hablar con nadie, porque me eligieron y yo estaba en el proceso de selección. Se dio todo de golpe, pero cuando termine acá, me voy para Atlanta y ahí tengo unos 20 días para trabajar con mi nuevo equipo. Me voy a preparar para tener cada vez más minutos”.

Camina con un paso cansino, pero obedece casi a una postura que demuestra cierto temor hacia los flashes. Aunque cuando se trata de pensar en celeste y blanco se desvanecen los complejos en Brussino y se permite frases contundentes: “Quiero afianzarme en la selección, ese es mi deseo. Sé que no es fácil, pero quiero ganarme un lugar y ser parte importante de este proceso. Siento que éste puede ser mi momento en la selección”.

Por Diego Morini – La Nación