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Massa vuelve a ser la preocupación de propios y extraños

Eran los meses previos a la elección pasada y aún se especulaba con la posibilidad de un acuerdo Macri y Massa o que se bajara el tigrense de su candidatura. En esos momentos, trascendió un mensaje de Scioli al ahora presidente, donde decía que tenían a Massa en el piso y que había que terminar de acabarlo políticamente. Lejos de ello, Massa se presentó en las presidenciales y obtuvo un más que interesante tercer lugar, que lo llevó a terciar en la discusión final. Ahora, con el horizonte ya puesto en 2017, el líder del Frente Renovador vuelve a ser una preocupación para propios y extraños, cimentado en las encuestas que le dan una buena imagen, superior a la de todos los dirigentes del justicialismo.

¿Dónde poner a Massa? Parece ser la pregunta que aún no encuentra respuesta entre los integrantes del oficialismo por un lado, y del kirchnerismo por el otro. La figura del líder del Frente Renovador puede ser atractiva para la estrategia de uno y perjudicial para los otros. Y viceversa. Por eso, empieza a tejerse la misma incógnita que en 2015.

Es claro que Massa disfruta de estas cuestiones y reafirma que es opositor, más allá de tener amplios acuerdos de gobernabilidad en la provincia de Buenos Aires, que le permiten sostener varias de sus acciones políticas. Pero a medida que pasan los días, el perfil de oponente crece con los gestos y las declaraciones. Un ejemplo son las duras críticas que viene realizando el titular de la bancada en el senado, Jorge D’Onofrio, sobre el manejo de la seguridad en la provincia de Buenos Aires.

Recientes sondeos lo ubican a Massa por encima de Macri en las consideraciones de su imagen y por debajo de Vidal. Si bien es cierto que falta mucho, su construcción, basada en pararse dentro de la “avenida ancha del medio”, le da la posibilidad de jugar con los temas más calientes y pararse en el sentido común de la mayoría. A veces le juega en contra su propia ansiedad y la mirada más de corto plazo. Pero como dice un viejo conocido suyo, “Massa, si corrige algunas de esas cuestiones, los pasa a todos por arriba”.

El Frente Renovador ya no es el armado de los intendentes, sino el contacto de Massa con la gente. Y en eso desplegará el tigrense su estrategia electoral cuando llegue el momento. Desde algún sector del peronismo creen que lo más conveniente es unir las partes y que Scioli, Massa y Randazzo se agrupen en un mismo espacio el año que viene. Parece muy difícil de lograr.

El rumbo de la economía será, en definitiva, el principal factor que determinará a comienzos del año 2017 las posibilidades de cada uno de los sectores, pero si hay algo que queda en claro y es que la próxima elección legislativa será la definición de la interna del peronismo hacia las presidenciales del 2019. Con ese criterio, de nada le serviría a Massa sumarse ahora a un entramado justicialista que ganando o saliendo segundo en 2017 tendría al peronismo detrás de él para ungirlo candidato a presidente.

Por tal razón, la estrategia del oficialismo de dividir a la oposición quizá encuentre en Massa a su principal aliado. Aunque se enojen con algunas actitudes del tigrense.

Por Sebastián Dumont para Informador Público