Chubut Para Todos

La revolución de la mentira Por Alejandro Rodríguez

Tapar la brutal crisis económica con palos y atentando contra la libertad de prensa. Es la solución a la que apela el peor gobierno, elegido por el pueblo, de los últimos 70 años.

Hace pocos días, la Cámara Nacional de Apelaciones desestimó una decisión judicial que solicitaba habilitar una cuenta bancaria para que algunos medios del Grupo Indalo pudieran abonar los salarios. Un claro avance del gobierno sobre la justicia intentando silenciar medios y avasallando la pluralidad de voces.

En el día de hoy, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ordenó a la Policía de la Ciudad reprimir a un grupo de feriantes que se disponían a llevar a cabo un “Verdurazo” en Plaza Constitución, como medida de protesta. La Policía reprimió con balas de gomas y gases lacrimógenos. Los feriantes con verduras. David contra Goliat.

El argumento dado por el secretario de seguridad, Marcelo D’Alessandro, es que existe una “intencionalidad política” en el accionar de los feriantes.

La única intención que tiene un pequeño productor, un comerciante o cualquier ciudadano que la está pasando mal es poder manifestar su descontento. Pero supongamos que la intención sea la que argumenta D’Alessandro. ¿Esta mal hacer política? ¿Acaso, en el Estado de Derecho, la política es una mala palabra? Definitivamente no.

La política es el arte de lo posible, es la herramienta transformadora de la realidad y es inherente a todo ciudadano. El problema radica, tal como alguna vez lo expresó Raul Alfonsín (en referencia a Elisa Carrió), en la mala política que llevan adelante malos dirigentes. En aquel momento, Alfonsín le respondió a Carrió quien había acusado a él y a su partido de “vieja política”. Le respondió que “…la vieja política es la hipocresía, es decir lo que no se siente…”.

El objetivo de este gobierno es despolitizar a la sociedad para perpetuarse en el poder en base a slogans que carecen de sustento y  en base a una mitomanía obsesiva.

“Miente, miente que algo queda”, es sin duda el “leitmotiv” Duranbarbista que llevó a Mauricio Macri a la presidencia.

La frase que muchos atribuyen al ministro de propaganda Nazi, Joseph Goebbels, fue y sigue siendo una de las banderas de Cambiemos.

En campaña, Mauricio Macri aseguró que la inflación era un problema muy fácil de resolver. Que no saber solucionarlo mostraba incapacidad para gobernar. La inflación de 2018 fue la mas alta de los últimos 27 años. Y hoy nos desayunamos con un 2.9 % en el mes de enero.
Aseguró que no iba a devaluar y que el problema de la Argentina no era el dólar. En 2018, el peso se devaluó más de un 100%.
Prometió que los trabajadores no pagaríamos mas impuesto a las ganancias. Hoy son muchos mas, los trabajadores alcanzados por este impuesto que en 2015.
Prometió un país con “pobreza cero”, y hace días la ministra de desarrollo social, Carolina Stanley, reconoció que la pobreza y la indigencia aumentaron considerablemente en el último tiempo. Basta con caminar y ver que cada día hay más gente en situación de calle.

Garantizó que nos integraríamos al mundo y, en esa línea, más que integrarnos nos entregó al FMI, contrayendo un nivel de endeudamiento record, con el único objetivo de mantener un modelo económico basado en la especulación financiera. Alejándonos cada vez mas de un modelo basado en la producción y en la generación de empleo.

La “revolución de la alegría” se convirtió en “la revolución de la mentira”, donde reina la hipocresía, la insensibilidad y la antipolítica.

*Dirigente de Ser Federal