Chubut Para Todos

La derecha ya no usa corbata Por Alejandro Borensztein

Como todo el mundo sabe, desde que volvió la dictadura las cosas han cambiado muchísimo. Para mal.

Ya no tenemos a un Julio De Vido de traje gris claro y corbata anunciando por sexta vez que en pocos días más vamos a inaugurar una represa hidroeléctrica que todavía no se licitó.

Ni a un Moreno con su traje gris oscuro, corbata y escudito de Guardia de Hierro en la solapa, comprado en Modart en 1971 para la fiesta de egresados de una nueva camada de Tacuara.

Tampoco hay un Kicillof con su camisa dos talles más grandes, mangas hasta las uñas y cuello volador ala delta, anunciando que jamás les pagaríamos a los Buitres más de lo que les pagamos a los que entraron en el canje, aunque habíamos perdido hasta el Juicio Final. Curiosamente, una camisa muy parecida a la que usa ahora para decir que “hay que arreglar algo con los Buitres”, y que él tiene una “propuesta superadora” que se ve que no tuvo tiempo de aplicar cuando era ministro, hasta hace cinco minutos.

Ni hablar de los sesudos análisis del inolvidable Orlando Barone con sus monísimas pashminas multicolores y su blusa escote en V al tono.

El presente es muy distinto. Ahora hay una derecha que anda todo el día por la Casa Rosada de traje azul oscuro y camisa celeste sin corbata. Este uniforme corresponde al rango de Presidente, Jefe de Gabinete y Ministros. El resto desfila en elegante sport.

La corbata sólo se permite en casos especiales como el del ex Presidente de facto Federico Pinedo, el del temible cipayo petrolero Juan José Aranguren, o cuando hay que recibir a otros tiranos del mundo como el Presidente de Francia, Hollande, o el Premier italiano, Matteo Renzi.

¿Es esto lo único criticable del nuevo gobierno? Desde luego que no. Pero es de buen ciudadano otorgarle al gobierno, por malo y dictatorial que sea, sus primeros 100 días de gracia que todavía no han vencido.

Por ejemplo, si bien todos sospechamos que pasados estos 100 días Patricia Bullrich va a seguir siendo la misma Patricia Bullrich de siempre, en una de esas, quien te dice, mejora. Hay un paraguas protector que es parte del fair play y que todos debemos respetar.

Inclusive deberían respetarlo aquellos opositores que militan en la Resistencia o los que directamente han pasado a la clandestinidad como Forster, Timerman, Gvirtz, Szpolsky, Zannini, Parodi, y tantos otros cuyos paraderos al momento se desconocen.

Considerando que este año fue bisiesto, los famosos 100 días de changüí que tiene el nuevo gobierno vencen exactamente a las 0:00 horas del día 20 de marzo. Pero como ese día cae domingo, sugiero arrancar a putearlos el lunes 21. Tempranito, si es que usted está muy ansioso.

Tampoco es cuestión de enardecerse de entrada por cualquier cosa, ni mucho menos de empezar a hacer comparaciones odiosas. No es lo mismo cometer algunos errores durante los primeros tres meses, que haber metido la pata hasta el caracú durante doce años. Seamos justos. Sobre todo porque buena parte de estos tres meses horribles se los debemos a aquellos doce años preciosos.

Hay que reconocer que aquel viejo gobierno kirchnerista, aunque al final no le pudo ganar a nadie, andaba un violín y jugaba de memoria. Zannini se la daba a Aníbal, éste se la pasaba a Berni, triangulaban con Milani, con Máximo, se la tiraban larga para De Vido que desbordaba y mandaba el centro para Lázaro Báez o directamente para Fariña que la agarraba y bueno… el resto de la jugada ya la sabemos todos.

En cambio este gobierno es un equipo nuevo, en ablande, con jugadores que recién se conocen y a veces se chocan entre ellos, como les pasó con el INDEC, con el ida y vuelta de la paritaria docente o con el nombramiento de los Jueces de la Corte por decreto. No es un plantel parejo. Están Peña, Frigerio y Monzó que arman un buen medio campo, pero tiene un marcador de punta derecha como Aguad que cuando vino a préstamo de la UCR cordobesa ya estaba medio baqueta.

De todos modos, si usted no tiene paciencia y anda muy chivo, puede apoyarse en Ricardo Echegaray, el ex capo kirchnerista de la AFIP y flamante titular de la Auditoría General de la Nación.

Este jueves anunció que va a ser muy duro en la auditoría y control de los siguientes temas (textualmente): Fútbol para Todos, Aerolíneas, tarifas, holdouts, déficit fiscal, balanza comercial y empleo en negro. Lo bueno es que el tipo aclaró que sólo va a investigar lo que se haga a partir de 2016. Obviamente, no es ningún boludo. Si se pusiera a investigar lo que hicieron en los últimos cinco años, como corresponde, tendría que entregar el informe, ponerse las esposas él mismo, pedir un radio taxi e irse directamente a Devoto, no sin antes contratar un camión jaula con doble acoplado para que pase a buscar al resto del gobierno kirchnerista.

Y si usted está indignado porque se viene el arreglo con los holdouts y su conciencia setentista no se lo puede bancar, vea la parte positiva: el famoso buitre Paul Singer, así como lo ve, es el líder del movimiento “Never Trump”, un grupo de millonarios que financian una campaña para evitar que Donald Trump gane la interna del partido Republicano (posta). O sea que si este grupo logra su objetivo, es muy posible que Hillary Clinton llegue a la Casa Blanca con más comodidad que si tuviera que enfrentar a melenita de oro. Y todo gracias a la guita de los argentinos. ¿Vio? No hay mal que por bien no venga.

Y si se quiere gratificar aún más, le doy una idea. La deuda del 7% que no aceptó el canje genera 10% de interés anual (9,5 más propina). Cuando en 2014 Ex Ella volteó el acuerdo que habían logrado Fábregas, Capitanich y Kicillof con el mediador y se mandó la Gran Galtieri, le agregó 4.000 palos verdes a la deuda en concepto de intereses y punitorios, considerando la totalidad de los Buitres, los “Me too”, los bonistas italianos, y otros varios.

Con el dólar a 15, la canchereada de la arquitecta egipcia nos costó 60.000 millones de pesos más. O sea 1.500 mangos por argentino vivo.

Si el próximo finde usted no tiene nada que hacer, váyase a El Calafate con su jermu, los dos pibes y su suegra y tóquele el timbre. Ella le debe 7.500 mangos. Es más, llévese el DNI de algún abuelo suyo que ya no esté en este mundo y hágale la Gran PAMI. Como hacían ellos.

Son simples ideas para ir calmándolo porque los que están ahora recién empiezan. Ya habrá tiempo de putearlos. No va a faltar oportunidad.