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La caída

En “Boca, la historia de una elección”, el periodista Marcelo Falak cuenta la trama íntima del ocaso macrista en el primer gran bastión político del jefe PRO.

Luego de la derrota en las elecciones presidenciales a nivel nacional, Mauricio Macri apostaba todo su capital simbólico a que Cristian Gribaudo ganara las elecciones en Boca y diera cuatro años más al ciclo político que había arrancado en 1995, pero el tridente Jorge Amor Ameal-Mario Pergolini-Juan Román Riquelme derrotó al delfín de Daniel Angelici y terminó con veinticuatro años de macrismo en el club de la mitad más uno. Marcelo Falak, periodista de Ámbito Financiero y Letra P, publicó “Boca, la historia de una elección”, el libro que explica por qué fue posible el cambio de mando del 8 de diciembre de 2019.

En 2008, Ameal asumió la presidencia del club por la muerte de Pedro Pompilio, el hombre que había elegido Macri para que lo reemplazara un año antes. En esa nueva comisión directiva, convivían distintos sectores y uno de los nuevos nombres era el de Angelici, que se había acercado al entonces jefe de Gobierno porteño en 2004 para aportarle dirigentes radicales para la Ciudad. El Tano terminó como tesorero y uno de los guardianes del expresidente.

En 2010, la pelea por la renovación del contrato de Riquelme fracturó la directiva de Boca y enfrentó al sector de Ameal con el de Macri. Un año después, tras ganar el Apertura de manera invicta, al tiempo que River estaba en el Nacional B, Angelici lo derrotó en las elecciones de fin de año. Cuatro años después, el Tano volvió a derrotarlo y parecía que su historia en Boca estaba terminada. Sin embargo, inmediatamente comenzó a trabajar en la campaña de 2019, la elección que le dio la primera ventaja.

“A mí me invitaron a un focus group por ser socio vitalicio, a pesar de tener solo 53 años, y ahí empecé a interesarme en las elecciones, al punto que entrevisté a Ameal y a José Beraldi, aunque Gribaudo no quiso hablar”, cuenta el autor sobre el germen del libro. En esos encuentros con hinchas, los encuestadores preguntaban qué era Boca para ellos. Buscaban emtenderlos para poder seducirlos.

Los dos candidatos opositores habían sido parte de la gestión de Macri e incluso Beraldi apoyó a Ameal en 2011, pero luego se distanció para las elecciones de 2015. En febrero, por intermedio del ahora vocal Sebastián Gianorio, Ameal se reunió con Daniel Ivoskus y ahí entró en un escenario novedoso para él: la profesionalización de la campaña al nivel de una elección partidaria.

Además de consultor, Ivoskus es un hombre de la política. Hijo de Ricardo, intendente de San Martín entre 1999 y 2011, Daniel fue concejal del partido y hasta fines del año pasado fue diputado provincial por Cambiemos. En 2015, el español Antonio Sola, que trabajó en las campañas de Francisco De Narvaez, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, manejó la campaña de Angelici en la primera elección planificada y desarrollada de manera profesional.

Identidad

El primer éxito de Ameal fue idear el mensaje, del que surgió el mantra (“recuperar la identidad”) y el nombre del espacio (Frente para recuperar la identidad xeneize). El otro, más allá de algún tímido coqueteo con el sector de Beraldi que se desactivó rápidamente, fue erigirse como la verdadera oposición capaz de sacar al oficialismo.

Lo que Falak fue recogiendo de los distintos miembros de la actual conducción de Boca fue que entendieron rápidamente que los hinchas del Xeneize estaban desencantados no solo por las últimas derrotas con River, sino, sobre todo, por la pérdida de identificación que tenía el club con sus socios, con el barrio y hasta con el estadio: Angelici quiso construir uno nuevo en el predio de Casa Amarilla y que la Bombonera quedara para “jugar partidos de tenis”.

“La elecciones coincidieron con las presidenciales, donde ganó el peronismo, pero, también, con las de la Ciudad de Buenos Aires, donde Boca tiene la mayoría de sus socios y ganó Cambiemos. Uno de los principales logros de la campaña fue despartidizarla, no despolitizarla. El club estaba referenciado con un partido político y Ameal apuntó al factor de volver a ser un club”, explica Falak, que votó por el actual presidente porque “24 años de un espacio político no son sanos en ningún lugar”.

Ameal y Pergolini fueron reforzando ese perfil en cuanta entrevista daban, como la que le dio el presidente a Ámbito Financiero, donde afirmó: “Cuando la política partidaria está en el club, el club desaparece. En lo personal, se sabe que soy peronista, pero, conmigo, meter la política partidaria va a estar prohibido”.

Mucho se habló del rol de Massa como “asesor” de Riquelme en la previa o de la relación del propio Ameal con el tigrense. Incluso el entonces oficialismo quiso plantearlo en plano grieta, pero la jugada no prosperó, porque primó otra de las premisas del espacio retador, que fue no contestar agravios y anteponer otro de sus lemas: “Bloquear y seguir”. Tanto celo le pusieron al tema partidario que Ivoskus no figuró en la boleta para evitar cualquier suspicacia.

En el libro se puede ver el desarrollo de una campaña en dos planos, el de los socios y el geográfico. Por un lado, buscaron seducir a las socias, no solo con la promesa de mayor protagonismo sino, también, con terminar con la distinción de activos y damas. Ameal y compañía arrasaron en esas mesas. También, la terna electoral permitía abarcar todos los grupos etarios con Riquelme transversal al sentimiento de todos. En lo territorial, dividieron la estrategia en tres partes: Buenos Aires, donde trabajaron en cada barrio; conurbano bonaerense, con fuerte presencia en la Primera y la Tercera secciones electorales, e Interior, donde la entonces todavía oposición debió recuperar la presencia en las peñas donde Ameal siempre había sido fuerte. Para ello fue importante el rol de Ricardo Rosica, actual secretario general, al punto que también ganaron en esas mesas, donde apuntaban a perder por poco.

Golazo

Sin embargo, el tiro de gracia se dio el 20 de noviembre, cuando Riquelme anunció formalmente que se sumaba a la lista. Si bien intentó ser una suerte de prenda de unión y hasta hubo reuniones con los tres sectores, el camino natural de Román apuntaba a Ameal, que fue quien le firmó el contrato de la discordia de 2010. Angelici, además de las derrotas con River, quedaba en la historia como el hombre que echó del club a Carlos Bianchi y al volante, con lo cual la unión parecía poco probable

Falak recuerda, por un lado, como impactó en el búnker de Ameal cuando el diario Olé anunció que había principio de acuerdo de Román con el oficialismo, como la denuncia de Angelici de que el jugador había pedido dinero para ser candidato. Si bien la presencia del 10 no determinó el resultado de las elecciones, fue decisiva para consolidar el primer lugar en la previa. También, el pedido del ídolo para que los socios fueran a votar y lo hicieran temprano para evitar trampas. A pesar de su encono contra Macri, sobre el cierre de la campaña Gribaudo había logrado la adhesión de Diego Maradon, que no tenía buena relación con Riquelme.

El resultado fue contundente: sobre un padrón total de 84.000 electores, 38.000 se acercaron a emitir su voto y más de 20.000 lo hicieron por el trinomio ganador. Ameal aportaba la imagen de dirigente con experiencia, Pergolini su conocimiento popular y un alto arraigo entre los socios entre 45 y 55 años y Riquelme acercaba a los más jóvenes y generaba el efecto emocional de verlo de nuevo en el club.

Ante la falta de fondos y recursos simbólicos como los que tenía Gribaudo, la profesionalización de la campaña y el trabajo artesanal para convencer, acercar gente y apelar a recuperar la mística fueron algunos de los méritos de la campaña opositora. “El cambio más importante en relación a los años anteriores fue la organización del trabajo”, destaca Alberto Salvo, actual vocal titular del club, en un pasaje del libro de Falak.

“Boca, la historia de una elección” (puede adquirise en Librería La Crujía, en Viamonte 1984, CABA, o pedir por internet) es una descricpión precisa de la ingeniería electoral de un frente que reunía a distintas agrupaciones, hombres y mujeres de distintas edades y la presencia del máximo ídolo del club para poner fin a un ciclo político que fue el trampolín para que Macri fuese presidente de la Nación. De ahora en más, la gestión será el marco para juzgar a Ameal, que pudo finalmente ganar la revancha.

Por Federico Yáñez – Letra P