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La bolufrase de Milani: “No sé lo que es un centro clandestino de detención”

El ex jefe del Ejército durante la presidencia de Cristina Kirchner, César Milani, afrontó la primera audiencia del juicio oral y público en su contra por la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo durante la última dictadura militar en La Rioja.

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán (TOF) puso en marcha su juicio número 12 de hechos de lesa humanidad: se trata de un caso simple desde el punto de vista de la cantidad de víctimas y de imputados, pero de altísima complejidad por sus lazos con la actualidad. César Milani, ex teniente general y jefe del Ejército hasta 2015, fijó ayer con precisión ese vínculo. “Mi nombre apareció conectado a la desaparición del soldado Alberto Ledo en 2013, cuando me designó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Es una causa armada: una operación de prensa, política y judicial terrible pocas veces vista en la historia”, expresó el acusado. Antes había expuesto el coimputado y ex capitán Esteban Sanguinetti, quien dijo que “aún no sabía ni entendía de qué se lo estaba acusando” (se informa por separado). El debate prosigue hoy a partir de las 9.30: está previsto que testifiquen Marcela Brizuela de Ledo y Graciela Ledo, madre y hermana de la víctima, quienes este jueves no tomaron la palabra porque la primera se deshidrató y debió ser asistida por los médicos.

Aunque se desempeñaba como subteniente en 1976, Milani es el ex funcionario público nacional de mayor rango juzgado por el TOF provincial. El imputado de 64 años se presentó con un “ayudamemoria”, ambo y corbata, aunque precisó que sentía un orgullo inmenso por el uniforme militar. Sus hijas y otros familiares se ubicaron en la zona de butacas más cercana al banco de los acusados y lo aplaudieron cuando puso punto final a su alocución extensísima. En las otras filas se ubicaron militantes de derechos humanos y autoridades, además de un grupo de alumnas de la Escuela Sarmiento que observó las primeras horas del juzgamiento. Por la tarde, cuando el ex funcionario kirchnerista tomó la palabra, escaseaba el público, pero, como es costumbre en este tipo de procesos, los asientos fueron “ocupados” por las imágenes de víctimas de la última dictadura. Allí estaban las fotografías del riojano Ledo, un estudiante de Historia que tenía 20 años el 17 de junio de 1976 cuando desapareció del campamento de Monteros donde cumplía el servicio militar obligatorio.

“No me acuerdo cuándo me enteré que el soldado Ledo no estaba (en la escuela donde dormía el contingente de la Compañía de Ingenieros Viales)”, afirmó Milani, quien era subteniente al momento de los hechos. El acusado no sólo desconoció al conscripto, sino también la fotocopia certificada de la constancia apócrifa de la fuga cuya confección le atribuyó el fiscal federal N°1, Carlos Brito. “Con 45 años de servicio (en el Ejército) puedo decir que no sé de dónde fue sacado ese documento ni cómo armaron la fotocopia. Digo que a esta acta no la hizo un subteniente ni provino de la Compañía de Ingenieros Viales: o se hizo en La Rioja o la hizo ‘gente de inteligencia’ de Famaillá. No me caben dudas de que la produjeron para justificar la irregularidad de la falta de Ledo. Qué pasó con él, no sé”, afirmó Milani, quien enumeró abundantes irregularidades e incongruencias respecto de las actuaciones, cuya versión original desapareció del Ministerio de Defensa de la Nación.

Aunque brindó una explicación milimétrica sobre la organización militar de la que formaba parte y las tareas que desarrollaba en Monteros, pueblo al que llegó con 21 años, el imputado se negó a aportar precisiones sobre la existencia del Terrorismo de Estado. “Jamás cometí un hecho que atentara contra los derechos humanos. Nunca encubrí (delitos) ni torturé ni secuestré… no conozco un centro clandestino de detención”, expresó en presencia de los camaristas Gabriel Casas (presidente), Carlos Enrique Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal (subrogante). A diferencia de Sanguinetti, Milani aceptó preguntas del fiscal federal subrogante ante el TOF, Pablo Camuña, y de los querellantes, y polemizó con ellos como un defensor experimentado. En más de una oportunidad el acusado se adelantó a las objeciones que, luego vehemente, formuló su abogado público Adolfo Bertini. Ante una de esas preguntas, contestó: “concluyo ahora que Ledo está desaparecido. No lo sabía en 1976”.

“Un creyente”

Durante el desarrollo de su defensa, el ex jefe del Ejército se plantó como un militar de extracción peronista e ideas antipáticas a los “poderes fácticos”. “Mi carrera molestó a muchos”, sintetizó. Y repitió que el caso “Ledo” apareció en su vida días después de escalar al máximo puesto de la fuerza: “entre 1980 y 2013 hubo distintos expedientes judiciales sobre estos hechos, con testigos y convocatorias a indagatoria. Hasta 2013 nadie me citó en ningún expediente; nadie escuchó mi nombre y nadie me nombró. La investigación violó un principio constitucional: invirtió la carga de la prueba y el teniente general Milani pasó a ser culpable. El principio de inocencia quedó sin efecto”.

El imputado tuvo expresiones de reconocimiento para su primer juez, Daniel Bejas (N°1), y críticas para el fiscal Brito; Fernando Luis Poviña (N°2), el magistrado que elevó la pesquisa a juicio oral, y la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán que confirmó aquella resolución. “La Fiscalía (N°1) nunca aportó las pruebas necesarias para incriminarme en este hecho en particular hasta el punto de que en reiteradas oportunidades el juez Bejas se negó a llamarme a indagatoria”, recordó. Y añadió: “Bejas me dijo que lo único que había era una fotocopia de un documento y que la causa no tenía en ese momento querella (luego asumieron dos), cosa que me llamó la atención. Pedí que convocaran a declarar como testigos a todos los soldados oficiales y suboficiales que estuvieron conmigo en Tucumán, para que dijesen si Ledo había tenido algo que ver con el subteniente Milani. Por supuesto que el fiscal Brito nada proveyó. Avanzó el proceso por presión de la Cámara Federal y el juez Bejas tuvo que excusarse por violencia moral. Ahí aparece Poviña, que me indaga, me procesa y me manda a juicio. Es una causa absolutamente armada como tantas otras. Esto no es casualidad”.

Aunque asignó “la campaña feroz” orquestada en su contra a la oposición hoy en el Gobierno; a sectores de inteligencia externa e interna, y a los medios más poderosos, Milani apuntó en particular contra el senador de La Rioja, Julio Martínez (UCR); los periodistas Jorge Lanata y Daniel Santoro, y el grupo Clarín. “Después de que me nombraran jefe del Ejército el senador Martínez empezó a decir que Ledo era mi chofer, mi custodio y mi asistente. Luego aparecen testigos en el programa de Lanata (en Canal 13). Nada de eso está probado”, relató. Y agregó que “un operador de propaganda política como Santoro” se encargó de divulgar las falsedades de Martínez: “él ha sido procesado, por suerte (en virtud de una sentencia del juez federal Alejo Ramos Padilla en la causa del espía falso Marcelo D’Alessio)”.

Al cerrar su declaración, el ex jefe del Ejército lamentó que la sociedad y los jueces no supieran detectar la manipulación de la verdad. “Aquí estoy y no me van a quebrar. Los responsables de lo que le ha pasado Ledo están en otro lugar”, manifestó Milani. Luego se solidarizó con las familiares del conscripto y se definió como un ser “profundamente creyente”, cuya conciencia no podría cargar con un crimen como el que le adjudican. Y reflexionó: “percibo lo que debe ser que te saquen un hijo de 20 años”.