Pauline Ducruet es la hija de Estefanía de Mónaco, la mayor de las mujeres (también tiene al joven Luis). Heredó de su madre, además de su belleza, su espontaneidad y desparpajo.
La joven se divide entre divertidas vacaciones con amigas y las obligaciones que tiene como miembro de la familia real monegasca. Se la vio junto a su madre en el circo, una tradición por esos lares; pero también disfrutando con amigas en las playas australianas y confesando en sus redes sociales que le gustaría “ser una Kardashian”.