Con un editorial muy particular, el histórico periodista del diario La Nación comparó el discurso de Mauricio Macri en el inicio de sesiones ordinarias con las recordadas alocuciones del ex presidente radical. Lee el texto completo.
Contrastes que anticipan la campaña
Si hay otro contraste que Macri puede mostrar legítimamente es el de la política exterior. En la mayor parte de los años de Cristina Kirchner, la Argentina fue un país aislado. Macri convocó hace tres meses en Buenos Aires a los principales líderes del mundo en la cumbre anual del G-20. Además, el acuerdo con el FMI fue el resultado de un amplio apoyo de los principales países del mundo, empezando por los Estados Unidos, aunque también incluyó a Alemania, China y Rusia. La estrategia del Presidente de encerrar en este momento al cristinismo con Irán y Venezuela no fue inocente. Irán quedó otra vez aislado (acaba de renunciar el canciller que había conseguido un acuerdo con Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China por su programa nuclear) y es el país que siempre estará vinculado aquí con los atentados criminales contra la AMIA y la embajada de Israel. El fiscal que más avanzó en la inculpación de varios altos jerarcas iraníes en el ataque contra la AMIA que provocó 85 muertes inocentes, Alberto Nisman, fue asesinado después de una severa acusación contra Cristina Kirchner. La Justicia investiga dos expedientes relacionados con Irán: el acuerdo firmado por el gobierno de Cristina Kirchner con Teherán para levantar las ordenes internacionales de detención contra jerarcas iraníes y el crimen de Nisman.
La asociación con Venezuela en estos días es lluvia ácida sobre el cristinismo. La crisis humanitaria, política, social y económica que se abate sobre ese país es el ejemplo más claro del fracaso de los populismos cuando se quedan sin plata. Y la confirmación de la teoría de que los populismos son viables solo con una poderosa chequera habilitada. Macri no se privó siquiera de recordar que Nicolás Maduro había sido condecorado aquí por Cristina Kirchner cuando ya se sabía que era un político predemocrático, aspirante fallido a dictador eterno. El desenlace del colapso venezolano puede impactar en la campaña argentina, según el momento en que ocurra. Es difícil que Maduro salga de esta crisis con vida política, pero su capacidad de resistencia podría alargar su final hasta los meses finales de la campaña local. Es el peor escenario para la cristinismo, que, cuando lo piensa con pragmatismo, quiere que las cosas terminen cuanto antes en Caracas.
Extraña situación: empezó el trabajo de un Congreso que trabajará poco, absorbido por el ajetreo electoral. Pero empezó, al menos en los dos principales bloques de la política argentina (macrismo y cristinismo), la campaña que renovará a Macri en la presidencia o lo suplantará.