Chubut Para Todos

Hablen con Wado, el interlocutor de Todos

Delegado de CFK, es el interlocutor de La Cámpora con el PJ, con el Poder Judicial y hasta con el Círculo Rojo. Gestor de la unidad con Massa, se ganó la confianza de Fernández y suena para Interior.

El peronismo todavía habitaba en diferentes campamentos el 16 de noviembre de 2018, cuando una bomba política explotó en la Cámara de Diputados. En absoluto sigilo, sin que el gobierno de Mauricio Macri lo advirtiera, el Frente para la Victoria, el Frente Renovador y los gobernadores del PJ habían sellado un acuerdo para arrebatarle a Cambiemos un lugar en el Consejo de la Magistratura. La jugada final, con la que la unidad opositora sorprendió a la Casa Rosada, tenía el sello de Eduardo “Wado” de Pedro, del massista Raúl Pérez y de Sergio Massa.

De Pedro había sido fundamental para cerrar el acuerdo. Consciente de la crisis que afectaba al gobierno de Macri y de los desaguisados políticos de la Rosada, había visto la ventana de oportunidad para reunir una mayoría peronista y se había lanzado a convencer al massismo, que todavía fogoneaba el crecimiento de Argentina Federal junto a los gobernadores, bien lejos de Cristina Fernández de Kirchner. Las charlas dieron sus frutos. Cuando todavía la militancia cristinista miraba a Massa con desconfianza, De Pedro y el líder del Frente Renovador puntearon durante varias horas nombres de diputados que podrían suscribir el pacto en el quincho de la casa del diputado de La Cámpora, en San Telmo. Dicen los que vieron de cerca la trama que ese día se les quemó el asado. Pero plantaron el germen de la unidad peronista que ganó las elecciones presidenciales de la mano de Alberto Fernández, que ahora tiene a De Pedro, uno de los hombres de la mesa chica de Cristina y Máximo Kirchner, entre sus colaboradores más cercanos.

Junto con Santiago Cafiero, Vilma Ibarra y Gustavo Béliz, De Pedro forma parte del póker de dirigentes que Fernández designó como coordinadores del diálogo de transición con el gobierno de Macri. Aunque todavía no fue confirmado oficialmente, en el Frente de Todos dan por descontado que el diputado oriundo de Mercedes tiene el lugar asegurado en el Ministerio del Interior, que hoy conduce Rogelio Frigerio.

Con Frigerio, De Pedro habló la noche de las primarias del 11 de agosto, cuando en el búnker del Frente de Todos ya sabían que Fernández le había sacado 15 puntos de ventaja a Macri, pese a que el oficialismo retenía los datos. En buenos términos pero con firmeza, De Pedro apuró a Frigerio para que el oficialismo saliera a reconocer el resultado. En paralelo, calmó al peronismo para que le diera tiempo al ministro, con quien mantiene una buena relación. La situación se encauzó.

Para entonces, De Pedro ya se había hecho un lugar en la intimidad de las oficinas que Fernández tiene en la calle México, donde le abrieron la puerta como el representante de Cristina con mejor llegada al mundo peronista. Allí, el diputado de La Cámpora cerró a principios de junio el armado del Frente de Todos junto a Fernández y Massa. Cristina no estuvo esa tarde en San Telmo pero fue “como si hubiera estado”, encarnada en De Pedro.

BIO. Nació el 11 de noviembre de 1976. Hijo de Enrique “Quique” de Pedro y de Lucía Révora. Su padre, estudiante de Derecho y militante de la Juventud Peronista y Montoneros, fue asesinado en abril de 1977 por la dictadura militar. Un año y medio después, un grupo de tareas secuestró a su mamá en un departamento del barrio porteño de Floresta. Révora, embarazada de ocho meses, alcanzó a acomodar a su hijo en la bañadera para protegerlo del tiroteo. Fue llevada al centro clandestino de detención El Olimpo. “Wado” fue entregado primero a unos vecinos y luego secuestrado. Estuvo desaparecido durante tres meses, mientras la familia de su madre, oriunda de Mercedes, lo buscaba desesperadamente. El 13 de enero de 1979, fue dejado en la catedral de Mercedes, donde se crió junto a sus tíos y primos. En 1997 comenzó a militar en la agrupación H.I.J.O.S. Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires e hizo una maestría en Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés. Militó en el sindicato de los judiciales y en 2004 fue jefe de Gabinete en la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad durante el gobierno de Anibal Ibarra. En 2006 participó del primer armado de La Cámpora y tres años después desembarcó en Aerolíneas Argentinas, durante la gestión de Mariano Recalde. En 2011 fue electo diputado nacional y en 2015 pasó el Poder Ejecutivo para ser secretario General de la Presidencia durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. 

INTERLOCUTOR MULTITASKING. La relación de confianza de la vicepresidenta electa con De Pedro es absoluta. Miembro fundador de La Cámpora, la agrupación que lidera Máximo, durante el gobierno de Cristina pasó por el directorio de Aerolíneas Argentinas, fue diputado, miembro del Consejo de la Magistratura y terminó en 2015 como secretario general de la Presidencia. En la segunda etapa cristinista, se afianzó como nexo ante el Partido Justicialista y los gobernadores, además de ser cerebro jurídico y canal no oficial con el Poder Judicial.

Después de la derrota, “Wado” se puso a trabajar en la recomposición y se convirtió en el “interlocutor de todos”. A principios de 2016, junto a Máximo Kirchner, recibió en su campo de Mercedes a Massa, por entonces destinatario del cantito kirchnerista que aún lo apuntaba por la “traición” de 2013. En secreto, construyeron una relación fluida que terminó de plasmarse en la construcción de la unidad, que tuvo a Fernández como síntesis.

El presidente electo lo incluyó rápidamente en su círculo. De Pedro fue parte de la comitiva que cruzó a Uruguay a reunirse con José “Pepe” Mujica dos semanas después de que se anunciara el lanzamiento de la fórmula presidencial y empezó a construir un vínculo diario con Fernández, que empezó a subirlo a viajes de campaña.

En las oficinas de la calle México, su presencia dejó de ser una novedad para dirigentes y empresarios. “Wado” pasó de ser un delegado de Cristina a un hombre de diálogo directo del entonces candidato. El albertismo histórico lo aceptó, aunque con algunos reparos. “Si va al gabinete será un gesto a Cristina y a La Cámpora, nada más”, decía después de las PASO un dirigente del círculo íntimo de Fernández, que lo miraba casi como un “doble agente”. “No es a pedido de Cristina. Alberto le tiene aprecio y lo valora mucho”, afirmaba otra voz del comando albertista.

Al tiempo que avanzaba la campaña se develaba que, además de las relaciones políticas, De Pedro también lleva el diálogo con empresarios y miembros del Círculo Rojo, refractarios a otros dirigentes kirchneristas. El día posterior al triunfo de las PASO, en la oficina de la calle México, De Pedro recibió junto a Fernández a Marcos Galperín. A contramano de la primera versión, que indicaba que el dueño de Mercado Libre se encontró con el camporista de manera sorpresiva y su presencia resultó cuasi amenazante, Fernández reveló después que había sido el propio De Pedro quien había gestionado el encuentro.

“Wado los conoce a todos, habla con todos los empresarios”, sintetizan en La Cámpora, donde lo señalan como “el más pragmático” del grupo, sin dejar de ser ideológico. “Siempre fue el interlocutor con los gremios, intendentes, gobernadores, empresarios, dirigentes de otros espacios. Se puede sentar a hablar con otros que piensan distinto. Tal vez a otros compañeros les cuesta más”, dicen en el cristinismo.

La cordobesa Natalia de la Sota también lo señaló como el gestor de su acercamiento al kirchnerismo y en los últimos días se lo mencionó como el hacedor, junto a Massa, de la paz que consiguió el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, durante el estallido social y económico que atravesó la provincia.

El pragmatismo no empaña, empero, la lealtad. Hablar con “Wado” es como hablar con Cristina. “Es un soldadito”, dicen en el peronismo no kirchnerista sobre los intereses que defiende el camporista, a quien le reconocen otras virtudes: “Es muy duro pero con muy buenos modales. Es serio y cumple con lo que dice”, afirman. La discreción es el otro valor a destacar: “Nunca filtra nada”. Los colegas abogados le agregan, además, un elogio a su sólida formación jurídica, que le abre el diálogo con diputados como Graciela Camaño y el radical Mario Negri, con quien habló el lunes posterior a la victoria en las elecciones presidenciales. También con el mundo judicial, donde mantiene vínculos e injerencia.

Aunque en lo formal se haya dispuesto que no será el ministro de Justicia del gobierno de Fernández, los jueces federales saben que estará sin que lo vean. En la provincia de Buenos Aires, los rumores deslizan que esa cartera bonaerense quedará para su hermano de crianza y primo, Gerónimo Ustarroz.  

De Pedro está en silencio detrás de los acuerdos y del perfil bajo que eligió, un poco empujado por su tartamudez y la reticencia que tiene a hablar en público. Así, se ganó el lugar de confianza que le dio Fernández, que la noche antes de salir rumbo a México en el primer viaje como presidente electo, cenó junto a Máximo Kirchner en la casa de “Wado”, el interlocutor de todos.

Por Gabriela Pepe – LetraP