Chubut Para Todos

Griselda Siciliani: “No sirvo para el poliamor porque soy primitiva y posesiva en las relaciones”

A días de debutar con Morir de amor, donde intepreta a la abogada de una prepaga que recibe un diagnóstico terminal, Griselda Siciliani habló de todo. “En cada momento que me ha tocado, tuve la sensación de: ‘¡Qué bueno este espacio que tengo!'”, recuerda, comparando sus inicios con este exitoso presente, en un recorrido con mucho disfrute.

Hacer un personaje que va a morir, es fuerte. Es muy difícil esquivarle a pensar en vos. Me iba todos los días a mi casa bastante cargada, y a veces angustiada, y no me daba cuenta por qué. Y era porque había filmado escenas en donde tenía que atravesar situaciones muy dolorosas”, explica Griselda sobre cómo fue trabajar con la fantasía de su propia muerte.

“Es un momento muy difícil para el país, para la ficción, para todos. A mí me tocó estar en esto, que es como una fantasía, porque la verdad que estuvimos filmando una mega producción. Lo permiten las asociaciones, se está encontrando una forma que está buena”, destaca la actriz en referencia al acuerdo que realizaron Telefe y Cablevisión Flow para coproducir esta miniserie de drama y suspenso.

—¿Cómo estás del corazón?

—Perfecta. Estoy sola, estoy soltera, pero estoy muy bien…

—¿Tiroteando?

—No, no. Estoy muy tranquila. Te lo juro.

—¿Te buscan mucho?

—No tanto tampoco, ¿eh? Normal. Soy una agradecida.

—¿Tenés ganas de enamorarte?

—No sé como son las ganas de enamorarse. Yo, cuando me enamoro, me enamoro. Pasó un tiempo, ya voy a estar de novia… Soy noviera, así que creo que sí, en algún momento.

—En esta época de soltería, ¿te buscaron mujeres?

—Alguna que otra sí. Pero antes, cuando estaba casada, también. Soy bastante gay friendly. Nunca incursioné.

—¿Te animás a encarar vos?

—Si hay alguien que me gusta mucho, sí, totalmente. Claro. O hago un ojito para que me encaren (risas). Que es lo mismo.

—Hoy estamos todos hablando de poliamor.

—Es un término que se viene usando hace mucho, ahora se puso muy de moda con lo de Flor(Peña).

—Antes también, a raíz de Elena Roger y Mariano Torre, que contaron que tienen una pareja abierta.

—Sí. Yo no soy ideal para eso: tengo una cuota de posesiva. Me encantaría ser de otra manera, te juro. Pero soy un poquito primitiva, pasional, para las relaciones.

—Que no te enteres…

—Bueno, eso es un acuerdo tácito del mundo entero. Cuando hablan de fidelidad y de infidelidad, ya me parecen palabras antiquísimas, ya no sé qué quieren decir. Después, tener una pareja donde acordaste que cada uno va a tener relaciones con otras personas y ya lo sabés, eso me parece un avance genial, y me parece que está todo permitido. Cuando le decían a Flor: “No, pero vos en realidad es porque…”, ¿qué te metés en la vida de otra pareja? En las parejas se puede hacer lo que cada uno quiera. Parejas, tríos o lo que fuera. También hablamos de esa cosa hétero normada que… No sé, cada grupo que haga lo que quiera.

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—Acompañaste muchísimo todos los reclamos feministas, ¿cómo te llevás con el lenguaje inclusivo?

—Lenguaje inclusivo, sí. Todo sí.

—¿Lo usás?

—Intento, es difícil. Es como aprender un idioma: hay que querer, primero; y hay que practicarlo. No es que de golpe todos sabemos cómo está bueno dirigirse.

—Para Margarita va a ser absolutamente normal.

Margarita (la hija que tuvo con Adrián Suar) lo usa en la escuela, en casa, lo más normal. Ella dice: “Mis amigues”. Lo dice normalmente.

En medio de la entrevista aparece un bebé. Griselda sonríe y le tira besos: “Es mi ahijado, hijo de mi amiga Clarita, que es mi maquilladora, por eso está acá”, explica la actriz, sin sacarle la mirada.

—Cuando ves uno así, chiquitito, ¿qué te pasa?

—Ah, me vuelvo loca.

—¿Querés otro?

—Yo me vuelvo loca. Pero no me imagino teniendo otro, la verdad.

—En otra oportunidad me dijiste: “No tengo la capacidad de querer a otra persona tanto como a Margui”.

—Me pasa eso, pienso eso. Pero hay una cierta edad de los bebés, como ese bebotón de un año… Me desespera un poco esa edad, pero tampoco es que me veo teniendo otro hijo. No es un deseo.

—A la hora de fantasear una próxima pareja, ¿te quedás con un actor, un empresario, un deportista o un político?

—Político no: nunca me gustó un político. Empresario… Adri es un empresario.

—Es un empresario y es actor, entra en ambas.

—Me enamoré de él siendo un actor. ¿Qué más me dijiste? Deportista.

—Deportista o rockero.

—He tenido de todo un poco. Deportista me cae bien, te digo, ¿eh? Alguien de otro palo, no sé. Botinera. Me veo re botinera, saliendo con Wanda (Nara).

—Ojo que puede ser muy divertido…

—Total. No tengo prejuicios con ninguna profesión, con ninguna actividad. Si la persona me gusta, a mi no me importa qué haga. Lo último que te pregunto es: “Ah, ¿y qué hacías?”. “Tengo una verdulería”. “Ah, espectacular”.

—Hay una fantasía general de que la gente que trabaja en los medios gana una fortuna.

—No es así. Algunos sí, algunos ganan. Podés llegar a ganar una fortuna y después, por unos años, no ganar nada.

—¿Angustia eso?

—Por ahora no me ha pasado. Los actores no ganamos una fortuna, pero comparado con cómo le va a la mayoría de la gente, yo me siento una privilegiada porque no solo tengo trabajo sino que trabajo de lo que a mí me gusta. Ese es el verdadero privilegio.

—A la hora de elegir un proyecto, ¿importa la plata?

—Casi en último lugar. Estoy aprendiendo a que importe un poco más, porque es un aprendizaje. Pero hasta ahora he elegido siempre por lo que me apasiona del proyecto.

—Recién decías: “Quienes trabajamos de lo que nos gusta, somos afortunados”. Es un momento muy complicado.

—Y, sí. Por eso digo que me siento una privilegiada, porque estoy haciendo un programa con una mega producción, algo que me encanta, tengo un montón de posibilidades de trabajo, elijo qué trabajo hago, qué trabajo no. Eso no le pasa a casi nadie. Y a lo que nos pasa, por lo menos tenemos que tener la conciencia de que es un privilegio, de que esta no es la realidad general.

—Vos sos hija de una familia numerosa con hermanos en distintas situaciones.

—Sí, en distintas profesiones, y de muchas diferentes actividades porque al ser tantos hermanos cada uno hace algo diferente, cada uno se mueve en un mundo diferente y tenés información de muchas áreas, de muchos aspectos y de cómo va yendo. Y la verdad que todo está muy difícil…

—Si viene la película de la vida de Cristina Kirchner. ¿La harías?

—Sí, obvio. Igual siempre me planteo esas cosas, cuando veo la del Potro (Rodrigo), la de Gilda: “¿Haría un personaje de alguien?”. ¿Viste las biopics? Es un tema hacer de alguien que vive o que vivió. Siempre me tocó inventar lo que yo quiero hacer para cada personaje. Tener que referenciarte en alguien y tener cierto respeto por esa persona, y por su entorno, debe ser otro tipo de trabajo creativo. Pero sí, haría.

—No hay una cuestión de “por ideología sí, por ideología no”. Digo, es un personaje, y va…

—Recontra Cristina, sí. Recontra.

—¿Qué te falta hacer?

—¡De todo! Venía haciendo Educando a Nina, después hice Sugar seguido, y ahora esto. Me pasa un poco que con las propuestas que vienen ahora me cuesta un poco elegir. Es tan lindo todo lo que me ha tocado hasta ahora que es difícil encontrar cuál es el próximo paso. Ahora estoy un poco volviendo a las raíces y al teatro con mi gente, con el lenguaje que a mí me gusta usar y siempre vuelvo a ese lugar del teatro. No independiente, porque ya no lo hago de manera independiente.

—La bailarina y la música…

—Sí, hay algo de eso que siempre vuelve, con (el bailarín CarlosCasella.

—Es un refugio.

—Sí. Lo necesito. Necesito estar ahí de vez en cuando, y es donde me encuentro a mí.

—¿Parás la pelota en algún momento y decís: “¡Qué bien que salió!”? Porque en algún momento fue un sueño: este lugar, esta hija.

—Hoy pensaba en eso justo. ¡Qué bien que vino tu pregunta! En cada momento que me ha tocado siempre pensé: “¡Qué bien!”. Incluso cuando empezaba. Siempre tuve la sensación de: “¡Qué bueno este espacio que tengo!”. Hoy lo pensaba porque en este escenario del cabaret trabajé dos años, antes de trabajar en la televisión. Todas las noches estuve acá parada haciendo función. Hoy me tocó venir acá y pensaba: “¡Qué bien la pasábamos acá! ¡Qué contentos estábamos con el show, con lo que teníamos que hacer!”. Después me iba, me tomaba una clase. Fue hace 14 años.

—Siempre fue con mucho disfrute todo.

—Siempre fue con mucho disfrute. Con mucho esfuerzo, pero el esfuerzo era como que en el momento en que estaba siempre sentía como que era el mejor momento. Siempre lo disfruté.

—¿Cómo es el vínculo con Adrián como ex marido y como papá de Margarita?

—Divino.

—No hay un conflicto ahí.

—No. Por suerte. Porque veo otras situaciones cómo son: no es siempre fácil. Adrián es un gran padre, eso me hace todo más fácil. Estoy muy contenta del papá que tiene mi hija. Y es una gran persona. Yo lo quiero mucho.

—¿Con Toto Suar seguís teniendo relación?

—Sí. Lo veo cuando nos cruzamos. Margarita lo ama, es su hermano mayor. Tienen mucha diferencia de edad: Toto tiene 20 y Marga tiene seis, entonces es como un príncipe.

—¿Vas a seguir con tus fotos-bomba en las redes sociales que revolucionan el país?

—Estoy tranquila, ¿viste? Pero de golpe… Yo te juro que me censuro mucho más de lo que parece.

—¿En serio?

—Sí, porque hay fotos que a mí me encantan, estéticas que me encantan. Pero lo que después no me encanta es verme en todos los portales: “Calentó las redes”.

—¿Te llevás bien con vos y con la desnudez?

—¡Sí! Y con la desnudez de los otros también me llevo bien. ¡Qué antigüedad que mostrar un poquito de piernas sea: “Calentó las redes”!