Chubut Para Todos

Francisco: “Yo sé que ustedes sufren presiones, amenazas, y sé que hoy día ser juez, ser fiscal, es arriesgar el pellejo”

El Papa instó a los jueces y fiscales que participaron del simposio organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales en el Vaticano a no dejarse atrapar por “la telaraña” de la corrupción y a rechazar las presiones de gobiernos, entidades privadas u organizaciones criminales. “Yo sé que ustedes sufren presiones, amenazas, y sé que hoy día ser juez, ser fiscal, es arriesgar el pellejo. Y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica”, dijo el argentino Jorge Bergoglio.

En su opinión, “uno de los más grandes males sociales del mundo de hoy es la corrupción en todos los niveles” porque “debilita cualquier Gobierno, la democracia participativa y la actividad de la justicia”. “A ustedes, jueces, corresponde hacer justicia y les pido una especial atención en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones”, reclamó.

Del encuentro participaron alrededor de 150 jueces, magistrados y empleados judiciales para estudiar estrategias en la lucha contra la trata de personas y el crimen organizado. “Pido a los jueces que realicen su vocación y misión esencial, la de establecer la justicia sin la cual no hay orden, ni desarrollo sostenible e integral ni paz social”, subrayó.

Durante su intervención, Bergoglio destacó la necesidad de no perder de vista la reinserción de los condenados y expresó “seriamente la postura de la Iglesia contra la pena de muerte”, lo que suscitó el aplauso de los asistentes a la reunión. “Me decía un teólogo que en la concepción medieval y posmedieval la pena de muerte comprendía la esperanza. Se los entregamos a Dios. Pero los tiempos han cambiado y esto ya no cabe. Dejemos que sea Dios quien elija el momento, pero no podemos ayudar”, exhortó.

Francisco apuntó que “hacer justicia” implica dictar sentencias que miren a la reeducación de los condenados, “de tal modo que se les pueda abrir una esperanza de reinserción en la sociedad” porque “ni siquiera el homicida pierde su dignidad”. Una pena cerrada en sí misma que “no dé lugar a la esperanza es una tortura, no es una pena”, exclamó.

Esta “delicada conjunción entre la justicia y la misericordia” vale, añadió, “para los responsables de los crímenes de lesa humanidad, como también para todo ser humano”. Destacó el papel que las mujeres desempeñan en la reinserción, no por feminismo, como afirmó, sino porque “tienen un olfato y un tacto especial”.

“En mis viajes me gusta visitar las cárceles. Es curioso. Como impresión general, he visto que las cárceles cuyo director es una mujer van mejor que aquellas dirigidas por hombre”, precisó el papa.

Por otro lado, Francisco instó “hoy más que nunca” a los magistrados a poner “gran atención en las necesidades de las víctimas” porque “son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad”. “No vale el viejo ‘adagio’: ‘son cosas que existen desde que el mundo es mundo’. Las víctimas pueden cambiar y de hecho sabemos que cambian de vida con la ayuda de buenos jueces, de las personas que las asisten y de la sociedad toda”, añadió.

Asimismo, reivindicó que la Iglesia se involucre en lo que consideró como “la gran política” porque, en palabras del papa y del beato Pablo VI, ésta constituye “una de las formas más altas del amor y de caridad”.

En el evento participaron numerosos expertos y figuras del ámbito judicial de diversos países, sobre todo de la Argentina, entre ellos el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, los jueces Sebastián Casanello, Ariel Lijo y María Romilda Servini de Cubría, y el legislador porteño Gustavo Vera.

Los participantes firmaron una declaración en la que se comprometieron a incrementar la colaboración judicial internacional en la lucha contra la trata de personas y a destinar los bienes incautados por la justicia en la rehabilitación de las víctimas, entre otras puntos.