Chubut Para Todos

Fallo ejemplar en La Pampa: 20 años de cárcel por un intento de femicidio

Fallo por un brutal ataque en La Pampa: le disparó en la calle con una escopeta. La mujer perdió un rinón y se salvó de milagro. “Hoy empiezo una vida nueva”, dijo ella.

En un fallo ejemplar, la Justicia de La Pampa condenó a 20 años de prisión a Alejandro Weber (41) por dispararle con una escopeta en plena calle a su ex pareja María Angelina Baiotti (38).

Ayer, el mismo día de la sentencia, se cumplió un año del ataque. La mujer se salvó de milagro: estuvo 10 días en terapia intensiva, con daños en un pulmón, el intestino y un riñón. La agresión se dio un mes después de que Baiotti decidiera separarse. El hombre tenía una restricción de acercamiento, ya que había intentado atacarla con un cuchillo.

Unas horas después del fallo, Angelina Baiotti recibió a Clarín en su casa. Cuenta aquellos días tormentosos que precedieron el brutal ataque. “Había tomado fuerzas para separarme. No sabía cuánto días iba a estar viva. Dos, tres, cuatro días. Tenía miedo de que me matara y a los 20 días me disparó. Hoy empiezo una nueva vida”, cuenta.

El fallo le provocó una “mezcla rara de sensaciones”. Dice que “sabía que iba a ser una pena fuerte. Pero cuando escuché ‘20 años’ sentí algo en el cuerpo. Pensé que el padre de mis hijas, que ellas lo van a sufrir. Pero es lo que se buscó, se arruino la vida”.

Angelina dice que su vida cambió para siempre que aquel 30 de mayo de 2015. “Cuando me disparó sentí que algo mío se desprendía. Que algo me saqué de encima. Hoy sé que me lo saqué a él. Por eso, le digo a las mujeres que son víctimas que no tengan miedo, que hablen. Que no se encierren”.

Angelina se despertó del coma la tarde del 3 de junio, mientras en la calle sus amigas participan de la marcha “Ni una menos”. “Me apoyé en ellas, en mis amigas, y también en mis hijas (Celina de 7 y Xiomara de 13) y en mi mamá”, cuenta. Con su exesposo y atacante preso, llegaron las dificultades económicas. Le embargaron parte del sueldo porque era garante de tres operaciones de Weber: un alquiler con una inmobiliaria, la conexión de energía eléctrica y una computadora. “Las víctimas estamos sin amparo. Tenés que volver al trabajo y tenés toda la carga encima”.

Angelina aún padece las huellas del ataque. Aunque su pulmón (afectado por el disparo) tuvo una evolución milagrosa, perdió un riñón y su hígado aparece “a lunares” en las placas: tiene 40 perdigones. Sufre saturnismo, es decir, la presencia de plomo que le provoca vómitos y náuseas.“Después del ataque me recetaron hipnóticos (fármacos), para dejar atrás las imágenes que se me aparecían. Pero ya los dejé”, confiesa Baiotti.

En el juicio se demostró que Weber la persiguió en el centro de Santa Rosa y cerca de las 20.45 le disparó por la espalda con una escopeta. La dejó tirada en la vereda.

Baiotti contó en el juicio que estaban separados y que unos días antes del ataque la había amenazado con un cuchillo. Ella lo denunció. “Siempre me decía que iba a terminar muerta en una alcantarilla. Hubo mucho maltrato físico, verbal y psicológico, que es el peor”, asegura Baiotti. “Tenía miedo de que me matara”, confiesa.

La defensa de Weber planteó supuestas infidelidades y que el ataque fue con emoción violenta. Pero la fiscal Cecilia Martini pidió 25 años de prisión. El tribunal integrado por Andrés Olié, Carlos Besi y Gastón Boulenaz se acercó a esa posición y lo condenó por homicidio calificado por el vínculo, alevosía, violencia de género y mediante el uso de un arma de fuego, en grado de tentativa.