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Fabián Vena: “La televisión de aire no está cambiando, se sostiene con parámetros antiguos”

El actor, que se incorporó a la tira Golpe al corazón, opina sobre la crisis que atraviesa la ficción argentina, confesó qué prejuicios logró derribar en el último tiempo y explicó por qué preferiría no volvería a interpretar a un malvado como el que compuso en Resistiré.

Frente a una ventana que sirve de espejo, se abrocha el guardapolvos y repasa la letra, afloja los músculos de la cara, agrava la voz hasta encontrar el tono justo entre el enojo y la amenaza. La escena es una de las últimas que grabará este viernes caluroso, en ese estudio que simula ser una clínica médica pero en realidad no es más que un montón de paneles divisores, instrumental de fantasía y pasillos que no conducen a ningún lado. Fabián Vena conoce muy bien de qué se trata la televisión: un largo camino ha recorrido desde su debut como ese chico pelilargo, rebelde y contestario de Socorro, quinto año, en 1990. Por eso entra en escena, dice su parlamento y, tras una segunda toma, el director decide dar por terminada la jornada.

Hace pocas semanas que se incorporó a Golpe al corazón, la telenovela que Telefe emite cada noche, a partir de las 23.30. Allí compone a Franco Rocamora, un cirujano que llega a la clínica y se convierte en el tercero en discordia entre la pareja de Marcela Ríos (Eleonora Wexler) y Rafa Farías (Sebastián Estevanez). “Es un tipo soltero, que vive con su hijo que ya es grande, y que en sus tiempos libres toca el piano, le gusta el jazz, vive bien… Es sociable, muy frontal, sin dobleces ni segundas intenciones”, define Vena en diálogo con el diario La Nación.

Está claro que Vena ha trabajado mucho sobre su personaje. Se reconoce como un obsesivo del trabajo, ya también como un actor que prefiere componer antes que interpretar e ir a lo seguro. Además, su incorporación es algo tardía, ya que se produce en el último tramo de la telenovela producida por Quique Estevanez. “Sabía que entraba con 80 o 90 capítulos hechos y que la historia doblaba a mucha velocidad”, dice. “Como actor, hay que estar en un estado de mayor recepción para ver cuál es el código que está manejando el equipo. De todos modos, la idea de incorporar nuevos personajes genera un aire distinto, una oxigenación. Pasa en el teatro también: cuando hay un reemplazo, se baraja de nuevo”.

Fuente: LA NACION – Crédito: Guyot/Mendoza