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Eliana Bevolo, la primera médica forense de Chubut

Eliana Bevolo ha realizado más de 500 autopsias en la morgue judicial de Comodoro Rivadavia. Tiene 39 años, es apasionada en la materia de homicidios y sigue de cerca todos los casos criminales de la ciudad. Puede pasar de cortar un cuerpo y analizar las más violentas lesiones a pintar el ocaso, porque sabe sacarse el traje de forense a tiempo. Al examinar las lesiones que producen en niños los accidentes de tránsito, no concibe otra manera de que sus dos hijas viajen sin cinturón de seguridad.

Eliana Bevolo es la primera médica forense del Chubut. Es que la profesión históricamente fue ejercida por hombres. Pese a que en 1896 egresaron las primeras médicas de las universidades argentinas, en 1956 se designó a la doctora Carolina Tobar García como primera forense por concurso público y recién en 1977 se incorporó a la segunda perito.
Bevolo fue designada en 2010 como médica forense en Comodoro Rivadavia. Llegó con la rica experiencia de haber trabajado durante dos años en la morgue judicial de Córdoba.
Cuenta en su haber con más de 500 autopsias en la morgue de esta ciudad y unas 200 en el norte del país.
Se dio cuenta de que fue perdiendo la impresionabilidad cuando fue a un velatorio de un familiar y estuvo frente al cuerpo del fallecido. Para ella el cuerpo es un objeto de estudio. “Cuando era chica le tenía miedo a la muerte”, confiesa a Letra Roja. Ahora hace sus mayores esfuerzos para que los muertos hablen por medio de sus interpretaciones. Se siente satisfecha cuando a través de sus estudios se pueden esclarecer las causas dudosas de una muerte. Se nutre constantemente de información complementaria de los casos, se informa de los hechos criminales que ocurren en la ciudad y tiene una memoria privilegiada.
EL OCASO Y LA VIDA
Siempre quiso ser forense. Le costó mucho a su familia permitirle la posibilidad de estudiar esa profesión pero fue perseverante hasta que se recibió, y hoy si no es necesario no dice que es médica. Es que su sencillez de clase media, la hace pasar desapercibida en cualquier lugar. Es una más en el taller provincial de pintura donde concurre.
Eliana puede pasar de analizar un muerto a pintar un cuadro de un paisaje en el que viven las flores, vuelan los pájaros y los árboles se mezclan en el horizonte. El ocaso y la vida son perfectamente pinceladas.
Cuando llegó a Comodoro, lo hizo como médica laboral, pero rápidamente se quiso poner en juego con lo penal y criminal hasta que finalmente le ofrecieron el cargo de médica policial. Lo aceptó y no lo hizo por rédito económico, sino para conocer el funcionamiento de las comisarías, la alcaidía y todo lo relacionado a lo estrictamente policial.
Toda experiencia novedosa le llama la atención, porque es una apasionada en la materia. Se especializa constantemente en diferentes partes del país, y sabe cuáles son las necesidades en materia de instrumentos para trabajar. Lee mucho de su materia y de las demás. Porque se nutre de la ginecología y de la traumatología para otros tipos de pericias. Sabe de sus límites, cuando no puede pide ayuda a otros especialistas.
Le llama poderosamente la curiosidad por la antropología forense, pero su especialidad es la de buscar trayectorias balísticas en el cuerpo. “Esto te tiene que gustar mucho”, admite. Todos los días trabaja con mucho entusiasmo y ahora tiene como compañera de oficina a la forense Magali Fuscagni.
NOVELAS DE FICCION
Acaba de terminar de leer “Presunto Inocente” de Scott Turow, un abogado estadounidense que escribe novelas de ficción con terminología legal. En ese libro -que inspiró la película Se presume inocente, protagonizada por Harrison Ford- se intenta develar los secretos de aquellos que rodean el crimen de una sensual ayudante de un fiscal general, donde nadie es del todo inocente.
El marido de Eliana es un terapista del Hospital Regional y tiene dos hijas a las que siempre obliga a viajar con el cinturón de seguridad colocado. Es que ha visto lo demoledores que suelen ser los accidentes de tránsito en niños. No concibe la manera de pensar que un niño pueda morir por salir despedido del vehículo y los padres queden vivos.
Está cansada de que cada vez que dice que es médica forense le pregunten si no le da asco lo que hace o aguantar las preguntas morbosas de aquellos que sienten curiosidad.
Frente a la pregunta de qué tipo de lesiones se observan más en los cuerpos a la hora de hacer autopsias, sostiene que es muy común ahora las víctimas de accidentes de tránsito, o que las lesiones que dan muerte en homicidios ahora suelen ser producidas por armas blancas, que por proyectiles de armas de fuego.
El jueves utilizó un power point en el juicio por el homicidio de Mauro Villagra y las preguntas de los letrados fueron muchas menos. Cree que mostrar lo que hace en vez de contar lleva a que cada uno saque sus propias conclusiones. Cada lesión o indicio que describe Bevolo en el cuerpo de un fallecido es luego interpretada individualmente de distinta manera por los juristas y las partes.
No se pierde ningún episodio de la serie “Mentes Criminales”, aunque es consciente de que ese tipo de pericias están totalmente fuera de lo habitual.
Ha realizado autopsias por triples crímenes, y ha llegado a pasar el día entero analizando cuerpos en medio de la ya desgastada y a veces casi insalubre morgue del Hospital Regional. Espera ansiosa desembarcar en la nueva morgue judicial ubicada en el Cementerio Oeste.
Ya tiene preparado su sentido del olfato a ese aroma a alcohol y fétido que tienen los cuerpos, e incluso confiesa que le puede llegar a dar más nauseas los olores a comidas rápidas que un propio cuerpo abierto.
Aclara que cada vez que se hace una autopsia el cuerpo queda a disposición del fiscal de la causa que es el que libra la entrega. Eliana es simple, se le entiende cuando explica, es que lo hace con pasión.
El cuadro que colocó en el Cuerpo Médico Forense, tiene luz y oscuridad, quizás como la profesión en la que le toca ser testigo de lo más cruel y violento que puede llegar a tener una sociedad.

Fuente: El patagónico