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¿El peronismo está muerto o sólo se quedó dormido?

El peronista santafesino Oscar Lamberto hizo un análisis sobre la actualidad del movimiento y sus pensamientos de cara al futuro.

“Las crisis de los partidos hay que buscarlas en los cambios que se producen en la sociedad, no existen valores inmutables en el desarrollo histórico, Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón fueron las máximas figuras nacionales del siglo veinte , ambos ocupan el lugar de los más grandes, pero aunque duela aceptarlo hace rato que están muertos”, inició Lamberto.

“Las condiciones históricas son datos, la máxima virtud de un dirigente es ver su orientación, según enseñaba el propio Perón, que supo ver el signo de los tiempos adaptarse y cambiar conforme cambiaba la realidad. La razón de ser del peronismo sigue siendo “una nación grande y un pueblo feliz” dos aspiraciones cuyo alcance no parece muy cercano. En los tremendos equívocos del actual Gobierno muchos ven una nueva oportunidad para el peronismo”, explicó.

“Repasando la historia, razones no les falta, el peronismo supo sobreponerse a López Rega y las Triple A; con la democracia recuperada volvió al mismo tiempo de la caída del muro de Berlín y del Consenso de Washington; con la debacle del liberalismo en la América Latina y en particular en nuestro país se supo reinventar como un movimiento nacional y popular con algunos rasgos del primer peronismo. Si se revisa el listado de funcionarios, legisladores, dirigentes partidarios del peronismo desde el retorno de la democracia, es asombroso la resiliencia y el reciclaje y esto además alimenta la creencia de que el peronismo es “inmortal” y que con acuerdos de unidad se puede volver al gobierno en el próximo turno”, analizó el santafesino.

“Más allá del puro poder, característico de la mafia, vale preguntarnos qué tipo de gobierno necesita nuestro país al terminar el primer cuarto del siglo XXI y si el peronismo puede ofrecer una alternativa acorde a los tiempos. Este debiera ser el eje del debate político y no limitarse a juntar nombres y dirigentes, no siempre “juntos somos más”, los meros amontonamiento sin políticas convocantes suelen terminar mal aunque se ganen las elecciones”, comentó.

“Hay que pensar el peronismo desde el futuro, las glorias y penas del pasado cuentan muy poco, nuestro país tiene una dirigencia vieja, no tanto por sus años sino por sus ideas, Argentina produce poco y es competitiva en contados productos, muchas fábricas son tan solo armadurías de componentes importados y el gran productor de divisas que es el campo es sólo un socio de una larga cadena de corporaciones internacionales, semilleros, acopiadores, transportistas, bancos, compañías de seguros y fabricantes de camionetas. La otra pata del desarrollo humano es la educación. Alguien tiene que decir basta, romper la inercia, la educación de un país es mucho más que las paritarias docentes, enormes recursos que debieran ser la feria de las oportunidades del ascenso social, terminan siendo listado de frustraciones y discriminación social”, dijo Lamberto.

“Vivimos con el cuco del ajuste, cuando en realidad hay que patear la mesa, hay que diseñar presupuestos partiendo de cero, el saqueo al Estado anida en consultoras, fundaciones, becas encubiertas, fondos fiduciarios, un país tiene que fijar prioridades y plasmarla en acuerdos parlamentarios, no podemos endeudarnos en divisas para gastarlas en turismo, el Estado no puede estar en todas partes, pero hay lugares donde el Estado no puede faltar. La previsión social, los planes asistenciales la salud y la educación deben ser objeto de políticas de Estado que se traduzcan en acuerdos que permanezcan durante décadas. Los derechos no sustentados por la economía son meras declamaciones”, destacó.

“Los mejores años del país, el primer Gobierno de Juan Domingo Perón y el primero de Néstor Kirchner, fueron con cuentas públicas ordenadas y superávit comercial, el peronismo debe desmitificar la creencia que lo asocian con el déficit fiscal”, describió.

“Con institucionalidad, organismos de control independientes y cuentas ordenadas hay que recuperar la moneda nacional, el impuesto inflacionario es la tercera pata de la pobreza. Es hora de superar el pensamiento de “que nosotros no somos buenos, sino que los otros son muy malos”. Es hora de intentar ser los mejores”, cerró Lamberto.