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El apoyo religioso por la deuda: entre la condena a los usureros y la mesura

Los credos se alinearon al Gobierno en la pulseada con los acreedores. Citas del Corán, apoyo católico en varios tonos y la arenga de un asesor ilustre del Vaticano.

Los máximos referentes de los credos locales se encolumnaron detrás de la posición del gobierno argentino en la negociación de la deuda con los fondos de acreedores externos, apelando a fundamentos que van desde posiciones inspiradas en los libros sagrados hasta doctrinas más terrenales y mesuradas.

El aval al plan de reestructuración de la deuda que sostienen el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, no fue solo de cabotaje. Las expresiones de apoyo también llegaron desde el Vaticano, a través de dos hombres de estrecha confianza del papa Francisco.

El momento fue más que oportuno: justo cuando los plazos se acortan y los residentes de la Casa Rosada evalúan tanto el impacto interno de un eventual default “controlado” como de una postergación consensuada de la discusión con los tenedores de bonos de deuda a fin de alcanzar un acuerdo sostenible.

Siempre sobre la base de que los compromisos deben honrarse, los líderes religiosos vernáculos coincidieron en objetar la postura inflexible de los bonistas que prefieren el default a la “curación” de la economía argentina, ya en dificultades graves antes de la crisis del coronavirus.

Un planteo similar al que el ministro Guzmán hizo por estas horas ante inversores y empresarios de Estados Unidos, al atribuir el escenario actual a la herencia recibida de la administración de Mauricio Macri: “El país llegó enfermo al Covid-19”, aseveró.

El Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), que preside Aníbal Bashir Bakir, fue contundente con su apoyo a la estrategia de negociación de la deuda al advertir, en un comunicado, que los prestamistas internacionales son “usureros que responden a objetivos inconfesables” y citar párrafos del Corán en los que se condena la usura.

“Quienes usurean serán como aquel al que Satanás hechiza y confunde con su toque. El motivo de ello es porque dicen que la usura es como el comercio, mientras que Dios ha hecho el comercio lícito y la usura ilícita…”, se lee en el libro sagrado de los musulmanes.

Los prestamistas internacionales son “usureros que responden a objetivos inconfesables”, dijo el Centro islámico de la República Argentina en un comunicado en el que cita párrafos del Corán que condenan la usura.

El respaldo a la postura de las autoridades nacionales de privilegiar la deuda social sobre la externa en un contexto de emergencia alimentaria creciente como consecuencia de la pandemia también consiguió el apoyo del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, con argumentos en sintonía con la doctrina papal.

En una entrevista, el referente de la Iglesia católica sostuvo que hay que afirmar la “voluntad de pago”, pero antes considerar “la realidad de las enormes dificultades que tienen los países más pobres”, entre los que incluyó a la Argentina, con previsiones de índice de pobreza superiores al 50% para la pospandemia.

A principios de año, cuando la crisis por el coronavirus todavía era una realidad lejana, más de 30 organizaciones cristianas difundieron una declaración ecuménica en la que proponían avanzar en la cesación de pagos hasta tanto se comprobase la legalidad y la legitimidad de lo que reclaman el FMI y, sobre todo, los acreedores privados. Solicitaban, además, que se instrumentara una auditoría integral de la deuda.

Hoy esos grupos religiosos -entre ellos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) y los Curas en la Opción por los Pobres (OPP)- y a los que también adhiere el premio nobel Adolfo Pérez Esquivel, sostienen que aquella declaración está “más que vigente”.

Los emisarios de Francisco también hicieron llegar desde el Vaticano sus puntos de vista sobre la deuda argentina y el escenario de pospandemia. Sus argumentos fueron recibidos como “música celestial” en los pasillos de Balcarce 50.

Tal vez en cumplimiento de aquel compromiso de “ayudar” en el tema de la deuda que, según Alberto Fernández, el papa le hizo en la audiencia que mantuvieron en 31 de enero en el Palacio Apostólico de la Santa Sede.

Stefano Zamagni, asesor de Francisco y de los dos anteriores papas desde la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, avaló la renegociación de la deuda y cuestionó la actitud de los acreedores por no aceptar la propuesta argentina.

“Argentina ofreció refinanciar el cupón al 2,3%, que es bastante alto para garantizar un retorno, pero los acreedores no están dispuestos a aceptar. La paradoja es que prefieren un default a una mejora económica argentina. Es una paradoja, porque, si soy acreedor, tengo que tener miedo de un default”, argumentó el economista vaticano en un seminario virtual de la Universidad de Tres de Febrero (Untref) con un título interrogativo interpelativo: “¿La economía al servicio de los pueblos o de los mercados?”.

En tanto, el sacerdote Augusto Zampini, a quien su compatriota Francisco confió la task force vaticana para la pospandemia, puso como ejemplo el caso argentino que sufre un triple shock económico -colapso de la demanda exportadora, caída de los precios de los commodities y fuga de capitales- mientras invierte fuerte en el sistema de salud.

Al presentar hace una semana sugerencias para afrontar el “después”, Zampini consideró que a la crisis del coronavirus se le gana de manera global, recuperando la economía y sin sobrecargar la deuda de los países pobres y en desarrollo, cuya condonación estimó “realista”.

Por Guillermo Villarreal – Letra P