Chubut Para Todos

Boca debe decidir quién manda: Arruabarrena o Tevez

La derrota ante Racing expuso otra vez el estado de situación: tiene un plantel mal armado, en el que faltan delanteros y sobran laterales; el peso específico de su máxima figura choca con el rol del entrenador

Sin dudas, los números permiten comprender una buena parte de lo que lo aqueja. La vehemencia con la que las estadísticas golpean a este Boca cosecha Arruabarrena hacen creer que no se trata sólo de registros. Apenas 5 goles en 10 partidos en 2016, cinco choques con Racing en general y cinco derrotas, y escasos 3 clásicos ganados en 12 duelos entre grandes, lo dejan con la cabeza gacha. Se podría terminar allí la discusión, es verdad. Ahora bien: para entender de qué se trata esto es bueno revisar por qué Boca flaquea cuando debe tomar el control y por qué decidió armarse como lo hizo para esta temporada.

Podría ser un partido más el que dejó pasar anoche, y se podría después situar la atención en la primera victoria del certamen por parte de la Academia. Sin embargo, la derrota en el Cilindro pone al equipo de Rodolfo Arruabarrena frente a un espejo que le demuestra que no es tan lindo. Que lo que sucedió en San Juan frente a San Martín fue una primera capa de maquillaje y que la goleada a Newell’s resultó más de lo mismo. Es real que soportó la violencia de Deportivo Cali por Copa Libertadores, pero ayer la Academia lo expuso descoordinado, encomendado a la inspiración de Carlos Tevez y muy anárquico… Deberá este equipo en algún momento definir a qué mando responde: si al del director técnico o al del Apache.

No tiene delanteros este Boca porque el director técnico lo eligió y porque los dirigentes no lograron retener a Jonathan Calleri y se preocuparon más por darle a Tevez el gusto de repatriar a Daniel Osvaldo que por incorporar a, por ejemplo, Marcelo Larrondo. Determinaciones que hoy paga caras este plantel.

Y la solución no es simple porque ya no hay tiempo para rearmar un grupo que tiene laterales y no delanteros, que acumula volantes y no tiene centrales que garanticen un cerrojo: en 2016, de los 10 encuentros que protagonizó, en apenas tres no recibió goles (Temperley, San Martín y Deportivo Cali).

Se les anuda el estómago a los xeneize y más a su DT porque saben que en los próximos días tendrán nuevamente a esta pesadilla que es Racing -por la Copa Libertadores-, porque tres días después irán al Monumental para jugar el superclásico y porque la estación siguiente será La Paz, en visita a Bolívar. Y más allá de las cuestiones emocionales, que no son menores, lo que no puede disimular este equipo es la falta de ideas, un poco por falta de inspiración y otro tanto porque tiene futbolistas que se superponen en sus funciones y que parecen estar lejos de dar la talla para conquistar la Libertadores y el Torneo Transición.

Es real que comenzarán nuevamente las miradas desconfiadas a este ciclo del Vasco, que tiene buenas marcas en cuanto a efectividad, pero que tropieza cuando le hablan de duelos pesados. Serán interminables las conjeturas sobre si es justo o no continuar con una idea que se sostiene en los dos títulos conseguidos en 2015, pero sería bueno poner en evaluación si la desconfianza nace de que desde la propia génesis se descree del proyecto.

Boca es caótico y no será demasiado diferente hasta que se vuelva sincero con su juego. Cuando se determine quién es el que decide, dará un paso hacia adelante. Y hasta que comprenda que es menos completo que lo que se presume, no podrá crecer. Para que todo esto suceda, quizás alguien deba tomar medidas, imponer cambios urgentes. Después será tarde para lamentarse de lo que habrá dejado escapar. Este equipo y este entrenador ya sabeBn bien de qué se trata eso.

Por Diego Morini |