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A bailar la música de Clarín Por Jorge Asís

Magnetto sorprende como el gran D.J. de la República.

A bailar la música de Clarín

La Argentina entera baila la música del Grupo Clarín. Y quien no la baile está afuera de la realidad.

Héctor Magnetto, El Beto, sorprende como el gran Disc Jockey de la República. Hace bailar a la sociedad.
El “periodismo independiente” marca el compás de las pasiones (conste que es más un atributo que una crítica).
Clarín acompañó con su solidario silencio el tramo sustancial del Sistema Recaudatorio de Acumulación (es ontológicamente admirable que sea quien exhibe mejor sus catastróficas calamidades).

Machu Pichu

“Piedra en la piedra y el hombre ¿dónde estuvo?”.
Cantaba Pablo Neruda en “Alturas de Machu Pichu”. Imagen que puede parafrasearse.
“Valijas y más valijas y Clarín ¿dónde estuvo?”.

A bailar la música de Clarín

“Clarín estuvo” con sus cenas mensuales. Ceremonias de tristes churrasquitos hervidos, consumidos por “El Presi” Néstor Kirchner, El Furia, y El Beto (acompañado en general por Jorge Rendo, Héroe de La Ley Cultural).
Cuando Kirchner pretendía convertir al “amigo Magnetto” en “el hombre más rico de Sudamérica”.
El Furia extendía el mapa de Venezuela, le ponía las áreas petrolíferas a disposición. “¿Acaso a don Héctor le interesaba la cuenca del Urinoco? ¿O tal vez prefiere en Puerto Ordaz?”.
Cuando Magnetto tenía un obvio poder sobre Kirchner. Al extremo de atreverse a enviar al aeropuerto de Ezeiza un mensaje manuscrito. Para Alberto Fernández, El Poeta Impopular, que estaba por treparse al avión hacia Madrid.
El mensaje contenía, según nuestras fuentes, la orden terminante:
“El Grupo Prisa no debe entrar a Argentina”.

Molinos de viento

Con la profundización del romance, El Furia aspiraba a quedarse con una buena parte del diario. Para hacer de Clarín una suerte de Página 12 (diario que también fue de Magnetto, para ser luego de Kirchner. Hoy pertenece al Peronismo de Consorcio del señor Santamaría).

A bailar la música de Clarín

Pero debe celebrarse, incluso valorarse, que en 2016 Clarín muestre, con crudeza, aquello que ya ocurría desde 2003. Y que por el romance de conveniencia, hasta 2010 se ocultó. Cuestiones meramente empresariales. La razón cínica de los intereses.
Kirchner lo llevaba de la mano a Magnetto, como Hansel a Gretel, hasta fines de 2007. Con la zanahoria extraordinaria de la megafusión Cablevisión-Multicanal.
Era un festejo que hostigaba la señora fiscal Alejandra Gils Carbó. Por la osadía, se mereció los juicios de Clarín, uno por “plagio”, con semiólogos insólitos. Y se mereció las coyunturales persecuciones del gobierno kirchnerista. Alteraciones verbales de la historia.

A partir del distanciamiento de Kirchner con Magnetto, por cuestiones espirituales, la fiscal salta en garrocha hacia el bando kirchnerista. Hasta ser designada, gracias al doctor Reposo, Procuradora General de la Nación.
Gils Carbó es aún una atractiva dama acostumbrada a pelear contra los molinos de viento. Ahora hace equilibrio en los Pirineos, ante la proximidad del precipicio. Clarín se propone cargársela por su pasión por la venganza, mientras el Tercer Gobierno Radical de Macri quiere sacársela de encima.
Trátase de la instrucción –cargarse a Gils Carbó- que aún no puede cumplir el doctor Garavano, El Ministro Peruano.

A bailar la música de Clarín

Hoy Macri atraviesa con Clarín el tramo sublime de felicidad que Kirchner disfrutó en su momento.
Los gobiernos de Kirchner y de Macri se unifican a través del afecto inicial de Magnetto. O sea de Clarín.

Videla, Menem, Kirchner

Clarín le arrancaba a Kirchner la dichosa megafusión. Pero se empantanó pronto en el litigio.
Kirchner se dio cuenta que Magnetto, en el fondo, era tan insaciable como él. O más.
Todavía El Beto no tenía del todo cerrada la megafusión cuando ya avanzaba sobre las acciones de Telecom. Justamente con Kirchner, que pretendía una alianza solo incondicional. Sin aceptar la menor sutileza crítica de la “prensa independiente”. Bastó que le dividieran la pantalla de TN, a los efectos de mostrar a “Alfredito” en el “conflicto con el campo”, para que Kirchner pronunciara la frase terminante (aquí levemente modificada, sin “malas palabras”).
“A mí Magnetto no me va a hacer lo mismo que les hizo a Videla y a Menem”.

Fue otra de las grandes equivocaciones de El Furia.
Porque con Kirchner y La Doctora sería peor. Más cruel. Los castigó, en efecto, más que a Videla y a Menem.

A bailar la música de ClarínAquel amigo que compartía mapas y churrasquitos hervidos hoy es el Disc J. que toca la atronadora música de la destrucción de la memoria kirchnerista.
Con el DJ Magnetto baila la sociedad, que se revuelve entre espantos, ascos pesados y resentimientos, mientras el resto del periodismo entero marca el contagioso compás.

Billetes robados de la década menoscabada

Es el turno de Macri, el presidente del Tercer Gobierno Radical. Vive su idilio dulce con Magnetto.
Por su parte Macri ya le dio a Magnetto algo más gravitante que una megafusión. Le sacó de encima la roca de la Ley de Medios. Magnetto luce ganador y liviano.
Y hoy Clarín lo celebra a Macri. Con comprensión y complacencia. Del mismo modo que, durante los primeros cinco años, celebraba a Kirchner. Sin informar sobre los “desastres seriales” que felizmente hoy se dispone a mostrar.
Con los chiquilines desprejuiciados que cuentan los billetes robados de la década menoscabada. Los “euros crocantes”.

A bailar la música de ClarínAl cierre del despacho, puede asegurarse que Macri aún no está en condiciones de decir: “A mi Magnetto no me va a hacer lo que les hizo a Videla, a Menem y a los Kirchner”.

Por lo tanto “a bailar mi amor” la música de Clarín. A bailarla. Aquel que no baile se insolenta y recibirá la lección.

Por  Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital